Las princesas no se liberan del machismo

Las princesas Disney están cambiando, pero romper estereotipos no es tan fácil: los personajes masculinos hablan el triple que los femeninos, cuando a ellas se les hace un cumplido siempre es por su físico y sí, siguen soñando con un príncipe

19 mayo 2017 15:46 | Actualizado a 19 mayo 2017 15:46
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Las princesas Disney venden, y si no se lo cree sepa que la última versión de ‘La bella y la bestia’ protagonizada por Emma Watson lleva dos semanas como la película más vista en España y 12,5 millones de euros recaudados.

Pero a la par de su éxito, las princesas (Bella también) arrastran desde siempre el sambenito de reproducir estereotipos machistas. Un estudio de las lingüistas Carmen Fought y Karen Eisenhauer da algunas pistas.

Lo primero que hicieron las investigadoras fue estudiar cuánto diálogo femenino tenían los personajes masculinos y femeninos en las películas donde había alguna de las princesas, desde la primera, Blancanieves, en 1937, hasta la última que analizaron, Frozen, en 2013.

Allí encontraron, por ejemplo que los personajes masculinos hablan, d e media, tres veces más que los femeninos. Donde más hablan ellos es en Mulan, un 77%, aunque paradójicamente la protagonista es una mujer. Al contrario, donde son ellas las que más hablan es en Brave (74% ellas por 26% ellos).

Pero más allá de los diálogos, también analizaron el contenido y aquí las cosas sí están cambiando. En las primeras películas el 55% de los cumplidos recibidos por los personajes femeninos eran sobre su apariencia y solo un 23% sobre sus habilidades. En el caso de los hombres era al revés, es decir, a ellos se les ensalzaba más por sus habilidades (45%) que por su belleza (17%).

En las cintas más recientes se había dado la vuelta a la tortilla y el 22% de los cumplidos eran sobre el aspecto y un 40% sobre los logros.

Algo no encaja

Sergi Fàbregues, sociólogo y profesor de los estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, explica que las princesas Disney «no encajan con los modelos femeninos que tenemos hoy. A pesar de su evolución continúan utilizando estereotipos muy machistas».

Apunta que hay tres tipos de princesas en función de la época. «Los primeros son personajes superestereotipados, mujeres pasivas sin ninguna misión ni capacidad de actuación, con acciones orientadas a la voluntad de los hombres. La idea romántica que persiguen es la de casarse con un príncipe casi como finalidad vital», detalla. Es el caso de Blancanieves o Cenicienta. La etapa de transición (Renacimiento) presenta personajes más independientes pero en que la apariencia sigue siendo crucial, y su ideal sigue siendo el amor romántico, como La Sirenita o Pocahontas.

La nueva camada sí muestra cambios y la misión de los personajes comienza a ser lo más importante del argumento. Aquí se encuentran Tiana y el sapo, Frozen o Brave, así como Vaiana (2016), que no aparece en el estudio.

«No creemos que las niñas naturalmente quieran actuar o hablar de una determinada manera. No nacen queriendo usar un vestidito rosado todo el tiempo. En algún momento se los enseñamos, así que la gran pregunta es dónde las niñas obtienen la idea de ser niñas», dijo Fought, una de las autoras del estudio, al Washington Post.

Una franquicia interminable

Pero, ¿es realmente relevante el mensaje que transmiten con su comportamiento en las película las princesas? Eso sin olvidar que Princesas Disney es una franquicia de The Walt Disney Company que comercializa muñecas, vídeos musicales, prendas de vestir, disfraces, artículos decorativos, juguetes...

Fàbregues considera que las películas sí que son «agentes socializadores y lanzan mensajes a los niños sobre su rol, sobre cómo comportarse, lo que se espera de ellos y sus expectativas para la vida adulta tanto personal como profesional».

Ofrecen, además, una visión del amor que es siempre el amor romántico que sigue moviendo las vidas de las protagonistas.

El experto considera que, a pesar de los estereotipos, la recomendación no pasa por impedir a los niños ver estas películas, «porque forman parte de la cultura social a la que pertenecen», pero sí conseguir que los niños sean capaces de verlas con sentido crítico.

En este punto explica que no sólo es importante educar con el discurso, sino también con el ejemplo, que los niños vean por ejemplo que en sus casas hay un trato respetuoso y que el reparto de tares entre el padre y la madre es equitativo.

En descargo de Disney también hay que contar que recientemente la compañía realizó una encuesta a 700 padres españoles sobre los valores que deberían tener las princesas modernas. En el sondeo los 10 valores más votados fueron: creer en ti misma; ser inteligente; nunca abandonar; no dejar de esforzarse; preocuparse por los demás; ser responsable; ser tú misma; cuidarse y ser valiente.

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