Leticia Bazo: Lograr que los prematuros vivan como en el útero

Esta especialista investiga cómo reproducir las condiciones del vientre materno mejora el pronóstico de los bebés que nacen antes de término

19 mayo 2017 16:08 | Actualizado a 21 mayo 2017 14:09
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«Es una explosión de estímulos». Así resume Leticia Bazo lo que sucede en la vida de un bebé justo después de nacer: luces, ruido, frío, nuevos olores... En definitiva, un cúmulo de situaciones estresantes bien distintas del confort que experimentaba dentro del útero de su madre.

Ahora imagine que quien llega al mundo es un bebé prematuro (menos de 37 semanas), muy prematuro (menos de 32) o prematuro extremo (menos de 28). Lo más seguro es que aquí el estrés se multiplique y que a todo lo anterior se sume un cúmulo de manipulaciones, pruebas y procedimientos, algunos dolorosos, en unos momentos en que lo crítico es salvarle la vida.

Pues ahora una serie de investigaciones en las que Bazo ha participado han descubierto que si se consigue que las condiciones que rodean a ese prematuro se parezcan lo más posible a las del útero se logra que su cerebro se desarrolle mejor, tenga menos secuelas y evolucione mejor en todos los sentidos: se le da el alta antes, necesita menos tratamientos y menos días conectado a respiradores, entre otros.

Lo explica de una manera muy gráfica: en las investigaciones que han llevado a cabo en los prematuros que han sido atendidos siguiendo las nuevas pautas y de la manera tradicional se ha podido observar que cuando llegan al día en que debían haber nacido los cerebros de los primeros se parecían más a los de un bebé a término, con pliegues similares a los de una nuez por dentro. En los segundos la apariencia era más lisa.

Justamente este fue el tema que centró la conferencia que esta especialista en pediatría presentó ayer en el marco la jornada para ginecólogos, obstetras, comadronas y enfermeras que organizaron conjuntamente el Hospital Universitari Joan XXIII y el Hospital de Sant Pau i Santa Tecla. A la reunión, que tuvo lugar en el Palau de Congressos, asistieron más de 300 profesionales de toda Catalunya.

Hablar como en una biblioteca

Lo mejor del asunto, explica Bazo, es que las medidas que se pueden adoptar en los hospitales para ofrecer este tipo de cuidados a los prematuros son sencillas y económicas. Consisten en asuntos como reducir el ruido al mínimo. Se baja el volumen de alarmas y otros dispositivos, pero sobre todo se trata de que el personal sanitario hable lo más bajo posible, «como si estuvieras en una biblioteca».

Lo mismo sucede con la luz, se trata de bajar la intensidad y, en caso de necesitar realizar un procedimiento sobre el bebé, se le pone un antifaz y se trata de focalizar la luz sólo en el lugar en que se necesita.

Se estudia incluso la posición en que se encuentra el bebé y se crea una especie de ‘nido’ con toallas y mantas para ponerlo en la posición más parecida a la fetal y con las manos cerca de la cara. La idea es que incluso si estira un brazo sienta un tope, como ocurriría en la barriga.

También se intenta respetar la fase REM del sueño a la hora de hacer las pruebas y de favorecer la alimentación con leche materna, aunque en un principio se realice a través de una sonda. Se echa mano, si hace falta, de la leche que hay en los bancos de leche materna.

Además se trata que los niños puedan estar el mayor tiempo piel con piel con su madre y su padre y que, incluso, puedan recibir visitas de los hermanos.

Actualmente, apunta Bazo, los profesionales de Joan XXIII se están formando en estos temas por un programa del ICSpara los hospitales públicos de Catalunya. La Facultad de Enfermería de la URV también ofrece formación en este sentido en su posgrado en cuidados avanzados para el niño con problemas de salud.

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