Los catalanes tienen una visión positiva de su vida

Los gallegos, los más insatisfechos. Las regiones ricas y las personas de más edad salen de la recesión con mejores niveles de bienestar

03 diciembre 2017 19:47 | Actualizado a 03 diciembre 2017 19:53
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El impacto de la crisis económica ha sido muy asimétrico en las comunidades autónomas, pero en general, las regiones ricas lo han soportado mejor, de manera que País Vasco, La Rioja, Navarra y Madrid salen de la recesión en una posición más favorable que, por ejemplo, Andalucía y Canarias. 

Esta es una de las conclusiones del estudio Las facetas del bienestar: una aproximación multidimensional a la calidad de vida en España y sus comunidades autónomas 2006-2015, elaborado por la Fundación BBVA y el IVIE, un exhaustivo trabajo que ha tratado de medir tanto los indicadores objetivos (renta, empleo, educación...) como los subjetivos, es decir, el modo en que los ciudadanos perciben su situación personal, en la última década.

Comparando un tipo y otro de factores, los autores del estudio, los profesores Antonio Villar y Carmen Herrero, han encontrado cierta disparidad entre los niveles de bienestar objetivos y el grado de satisfacción general con la vida. Por eso, los habitantes de Islas Baleares, Catalunya y Comunidad Valenciana, que presentan niveles medio y medio-bajos de bienestar objetivo, son los que tienen una percepción más positiva de su vida (junto con los de Navarra y el País Vasco, que estos sí, encabezan el otro ranking). Galicia, sin embargo, es el ejemplo contrario: aparece por encima de la media en bienestar objetivo, pero sus ciudadanos se declaran, de largo, los más insatisfechos.

¿Cómo se explica esto? El informe sostiene que «la discrepancia entre estos resultados deriva de que la satisfacción con la vida es una variable de naturaleza subjetiva» que depende de «lo que se tiene y lo que se espera». «Los datos sugieren que hay aspectos que afectan a la satisfacción de manera singular, como sucede con la salud autopercibida, que presenta una correlación mucho mayor con la satisfacción con la vida que el índice global».

Es decir, en Galicia, su población, que está envejecida y consecuentemente sufre más problemas de salud y tiene menos contacto con su entorno, puede percibir que su bienestar es menor que en otras regiones pese a disponer de mejores índices objetivos. «Cuando la gente habla de bienestar, no se fija tanto en su renta como en su salud o en sus relaciones sociales, y este aspecto es algo que debería también tener en cuenta la política», subrayó Antonio Villar durante la presentación del documento.

«En un país tan descentralizado como el nuestro, muchas decisiones políticas se toman en las comunidades autónomas, y hay diferentes factores que explican por qué algunas están mejor preparadas que otras: la historia, las tendencias económicas, que son difíciles de cambiar, pero también la financiación que reciben», indicó Carmen Herrero.

En general, la crisis ha dejado muchas heridas. El aumento de la pobreza y el desempleo son la más destacadas. Pero también, el crecimiento sustancial de la desigualdad en la distribución de la riqueza entre 2006 y 2015. El informe sostiene que la brecha generacional es otra de las consecuencias más graves de la recesión. 

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