Los estrenos de la semana en Tarragona: 'Rogue One: una historia de Star Wars', rebeldes con causa... imperial

Esta nueva entrega de ´Star Wars´ en forma de ´spin-off´ ha levantado una gran expectación. Acción y sorpresas se unen en el retorno a escena de Darth Vader

19 mayo 2017 17:03 | Actualizado a 21 mayo 2017 16:00
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Rogue One:una historia de Star Wars inicia un nuevo universo estelar. Es acción pura sin más filosofía ‘starwariana’ que la ventura por la aventura, basándose eso sí en el conocido hecho de cómo se fraguó el robo de los planos de la Estrella de la Muerte.

El esperado filme es una firme apuesta por el concepto de rebeldía que definió la trilogía original de Star Wars. A ello hay que sumarle grandes dosis de acción y un reparto multiétnico liderado por una heroína (Felicity Jones, a la que hemos visto recientemente en Un monstruo viene a verme y en Inferno). Es también el primer ‘spin-off’ de la saga galáctica, con lo que las expectativas creadas son muchas... y buenas.

Hay quien ha querido ver en esta nueva entrega dirigida por Gareth Edwards (Godzilla) un mensaje antiTrump, tanto por la diversidad racial y de género de sus héroes -una panda de marginados- como por la invitación a la rebelión individual, ante la ausencia de liderazgos claros, para hacer frente al mal, es decir, al Imperio.

También por la contraposición entre el discurso de la seguridad, que simboliza el Imperio, frente a la libertad, los rebeldes.

Pero lo cierto es que las lecturas políticas y la relación entre el poder y el individuo siempre han formado parte del universo concebido por George Lucas a finales de la década de los 70, y en concreto la apología de la subversión como camino hacia el heroísmo definió los episodios IV, V y VI.

Olvidémonos, por tanto, de lecturas sobre complots antiTrump. Porque los soldados imperiales ya eran blancos antes (los seguidores de Donald ya se han apresurado a acusar a Hillary Clinton de querer compararlos con hombres blancos con una vestimenta similar a la del Ku Kux Klan) y lo seguirán siendo después. El resto son teorías conspiranoicas .

El mexicano Diego Luna, los chinos Donnie Yen y Wen Jiang -un guiño al mercado cada vez más prioritario de Hollywood-, el afroamericano Forest Whitaker, el danés Mads Mikkelsen y el inglés de origen pakistaní Riz Ahmed amplían el crisol cultural del reparto.

La trama se sitúa temporalmente justo antes del episodio IV. El Imperio Galáctico ha terminado de construir el arma más poderosa de todas, la Estrella de la muerte, pero un grupo de rebeldes decide realizar una misión de muy alto riesgo: robar los planos de dicha estación antes de que entre en operaciones, mientras se enfrentan también al poderoso Lord Sith conocido como Darth Vader, discípulo del despiadado Emperador Palpatine.

Los seguidores de la saga ya conocen el desenlace, de modo que la única incógnita es quién y cómo sobrevive a la misión.

Mujeres al poder

Jyn Erso (Felicity Jones) se reserva un papel protagonista, lo que confirma el giro femenino de Star Wars tras el episodio VII, El despertar de la fuerza, con Daisy Ridley (Rey) a la cabeza. Y, desde que Disney se ha hecho con los derechos de la saga, ya ha asegurado que las mujeres ocuparán mayores cuotas de protagonismo en las siguientes películas de Star Wars.

Pero en esta nueva entrega no faltan clásicos como Darth Vader, el gobernador Tarik, con un Peter Cushing reconstruido digitalmente, o Bail Organa, el personaje que encarna Jimmy Smits.

Visualmente, Edwards ha tomado como referentes para las escenas de lucha la II Guerra Mundial y la Guerra de Vietnam, buscando un mayor realismo. Casi todo el rodaje se llevó a cabo en los estudios Pinewood de Londres, pero una parte crucial se desarrolló en las islas Maldivas y también en Jordania. El trabajo de Edwards no ha estado exento de cierta polémica, al desvelarse hace unas semanas que algunas tomas se habían rodado de nuevo bajo la dirección de Tony Gilroy -coguionista junto con Chris Weitz-, aunque con toda seguridad los rumores pasarán a un segundo plano en cuanto el público vea el resultado.

Rogue One es la octava película de la saga de Star Wars y la primera situada al margen de la narrativa principal. Desde que Disney compró Lucasfilm en 2012 puso la maquinaria a funcionar para amortizar el desembolso millonario, de modo que no habrá Navidades sin saga durante unos cuantos años.

Si el año pasado inauguró una nueva trilogía con el episodio VII, Rogue One es el primero de una serie de derivados que se estrenarán en años alternos. El segundo, para 2018, estará dedicado a Han Solo y contará con Alden Ehrenreich tomando el relevo de Harrison Ford, y con Emilia Clarke (Juego de Tronos).

El negocio de la nostalgia de momento le ha dado buenos réditos a Disney. El Despertar de la Fuerza, dirigida por J.J Abrams, salvó sus cuentas el año pasado, con una recaudación global superior a los 2.000 millones de dólares.

Medios especializados estadounidenses estiman que Rogue One puede debutar en EEUU en torno a los 130 millones de dólares, frente a los 248 millones que recaudó la cinta de Abrams en su primer fin de semana.

Para la generación original de Star Wars, los fans que no estaban seguros de qué pensar de los episodios I, II y III, Rogue One es la precuela que siempre desearon. Que la fuerza nos acompañe.

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