Los negociantes que vivían como nobles en Torredembarra

Los indianos regresaron de América con una gran fortuna que invirtieron en ostentosas casas

19 mayo 2017 16:51 | Actualizado a 19 mayo 2017 16:51
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Los indianos eran emprendedores de finales del siglo XIX y principios del XX que emigraban para buscarse la vida. Iban a hacer las Américas y volvían a casa con los bolsillos llenos. Se echaban al mar rumbo a Brasil, Cuba, Argentina, Uruguay, Chile, Venezuela o México, donde montaban negocios rentables de café, cacao, ron o maderas. Amasaban dinero y regresaban a sus lugares de origen con los humos subidos: procuraban prestigiarse adquiriendo algún título nobiliario, comprando y restaurando antiguas casonas o construyendo palacios de nueva planta. Pero no a todos los que cruzaron el charco les fue bien, algunos no encontraron mejor destino en América que la pobreza de la que huían.

De Torredembarra partió hacia Cuba Joan Güell, uno de los indianos más famosos de Catalunya. Creó un negocio de importaciones y exportaciones y se hizo muy rico –según algunos historiadores, ganó gran parte de su fortuna con el tráfico de esclavos–. Otros torrenses, como Antoni Roig, Pere Badia y Ramon Casas, también viajaron a América para lucrarse. Su historia sigue hoy presente en esta localidad tarraconense a través de edificios que se diferencian por sus fachadas, de un vistoso estilo colonial, con entradas de portales y techos altos y frondosos jardines en la parte de atrás.

La herencia americana de Torredembarra está patente también en la toponimia de las calles y en construcciones cedidas al pueblo, como el Hospital de la Caritat y el patronato y escuela Antoni Roig, en los panteones del cementerio o en la celebración de la Fira d’Indians en otoño.

Vamos de ruta por estas fortunas visibles que han dejado los indianos:

Patronat Roig i Copons

La estrella flamíngera masónica, con la gran llama universal, el compás, la bóveda celeste, la columna del Templo del Rey Salomón y el libro abierto que simboliza el Volumen de la Santa Ley coronan la escuela Antoni Roig, fundada por el propio indiano. Fue financiada por el Patronat Roig hasta 1933. Éste, inspirado en los ideales de fraternidad universal y filantropía, se encargaba de la educación de los niños torrenses y de ayudar a las doncellas pobres, a las que otorgaba una dote cuando se casaban.

Cementerio Municipal

Aquí se conservan algunas tumbas de indianos torrenses. Destacan las de Esteve Gatell, Joan Olivé y Antoni Roig, que inicialmente se encontraba en el paso de la puerta del cementerio, en el suelo y sin ninguna señal exterior por indicación del propio Roig. Quizá porque quería que la tumba fuera pisada en arrepentimiento, según la historia oral, por haber sido negrero. O tal vez se debió a que por su condición de masón quería evitar los símbolos católicos.

Otra curiosidad es la lápida del criado del indiano Antoni Gibert con la siguiente inscripción: «Aquí yacen los restos de su fiel criado Francisco, natural de África».

 

Calle de Joan Güell

En el número 7 nació Joan Güell i Ferrer. A su regreso de Cuba se instaló en Barcelona y creó La Barcelonesa, precedente de La Maquinista Terrestre y Marítima, y el Vapor Vell de Sants, fabril algodonera que luego se trasladó a Santa Coloma de Cervelló. Su hijo, Eusebi Güell, fue el gran mecenas de Antoni Gaudí. Justo al lado, en el número 9, se encuentra Ca La Ravell, la casa de la familia de indianos Mañé i Flaquer, de la que es descendiente el célebre periodista Joan Mañé i Flaquer

Calle de Antoni Roig

En esta calle se concentran las casas de los indianos torrenses, todas con aires ultramarinos, espacios amplios, techos altos, portales, jardines y huertos con acceso a la calle de detrás. En los números 43 (Cal Duran), 45 (Cal Manolito o Cal Panxo), 49 (Cal Tarragoní), 57 (Cal Rosalino Rovira), 86 (Cal Cieza) y 88 (Cal Riambau) hay una muestra en buen estado de conservación. También se mantienen las casas natales de Antoni Roig, en el número 19, y de Ramon Casas, enriquecido en Cuba y padre del pintor modernista Ramon Casas i Carbó.

 

Antíguo Hospital de la Caritat

Pere Badia viajó por diversas localidades americanas hasta que hizo fortuna en Nueva Orleans. Volvió a Torredembarra cuando el territorio pasó a manos francesas y en 1793 embarcó nuevamente a América. Estableció un legado en su testamento para fundar el Hospital de la Caritat y atender enfermos del pueblo. El edificio, con una capilla de estilo barroco, está articulado entorno de un gran patio interior a modo de claustro con exótica vegetación. Hoy es una residencia para personas mayores. Está ubicada en la calle Pere Badia, 4.

 

Huertos de los indianos

Detrás de la calle de Antoni Roig, en la denominada calle de Indians, se alineaban los huertos de la parte posterior de las casas coloniales, la mayoría desaparecidos. Todavía se pueden ver unos cuantos convertidos en jardines en el tramo entre las calles Gibert y Filadors. 

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