Madres primerizas: Entre un ataque de llanto y un ataque de ternura

Seis mujeres que estrenan maternidad hablan del trabajo más demandante de sus vidas, del posparto para el que nadie las prepara, del aluvión de consejos que las persigue, de sentimientos encontrados y también de felicidad y satisfacción

19 mayo 2017 15:24 | Actualizado a 23 mayo 2017 10:17
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Todo comenzó con las ‘Madres arrepentidas’ de la israelí Orna Donath y siguió con testimonios como el de la periodista televisiva Samanta Villar, que declaraba que «tener hijos es perder calidad de vida»... Y es que sí, escribir sobre la maternidad hace tiempo que es un negocio próspero, pero en los últimos meses, además, ha saltado a la palestra justo por retratar la parte menos amable de la maternidad.

Pero entre tanto libro y tanto blog (solo la comunidad Madresfera aglutina más de 300 blogs en castellano), nos propusimos conocer la experiencia de algunas madres primerizas de Tarragona. Y en la búsqueda lo primero que quedó claro es que las madres reales son bastante más difíciles de encontrar y de entrevistar que cualquier autora famosa de un libro o bloguera de moda. De hecho, alguna de las que acababan de tener a sus hijos no consiguió hacer un hueco para la entrevista entre pechos agrietados, noches sin dormir y cierta sensación de desborde.

¿El summum de la felicidad?

Cristina López, 29 años (la edad media del primer hijo en el Camp de Tarragona está en los 30,3 años), es madre de Marc, un bebé de mes y medio. Lo resume así:«Te lo venden como que la maternidad tiene que ser tu objetivo en la vida»; Celia Barbu, 27 años, madre de Rodrigo, un bebé de tres meses que nació prematuramente, matiza:«No importa cuánto leas o cuánto te cuenten. No sabes cuánto te cambia la vida hasta que no te toca... Aunque te compensa cuando lo tienes en brazos... Y tanto que te compensa».

Una encuesta reciente realizada en diez países por la empresa de cosmética Dove les da la razón: el 95% de las madres primerizas considera que los medios de comunicación muestran una imagen anticuada y poco realista de la maternidad.

El primer choque llega en el mismo posparto. Todas coinciden en que hay clases para el parto, pero apenas hay preparación para lo que vendrá después.

Magda (nombre ficticio porque esta madre prefiere dar su testimonio de forma anónima), explica que «el esfuerzo físico es duro, pero nadie te habla de un esfuerzo emocional tan bestia. Llegas a casa y te encuentras sola y te preguntas: ¿Y ahora qué?».

Su bebé también nació antes de tiempo y con solo dos kilos de peso, pero como estaba bien no le pusieron en incubadora, sino que le dieron el alta a condición de que ella hiciera de «incubadora humana». Fueron 15 días con el bebé encima casi 24 horas. «Fue tremendo, pero a pesar de todo ahora lo recuerdo con ternura», explica.

Algunas hablan de un auténtico tiovivo hormonal y emocional. Cristina recuerda lo duro de los primeros días, los nervios, la inseguridad, la tristeza constante... Aunque no la diagnosticaron, cree que estuvo al borde de una depresión posparto (se calcula que un 10% de las madres sufre ansiedad o depresión en esta etapa).

Cristina Rovira, de 36 años, madre de una niña de un mes y una semana, recuerda las visitas que hay que tolerar cuando la madre no está en su mejor momento, mientras que otras, como Elena Valldepérez (37 años), madre de una niña de 4 meses, demuestra que cada caso es un mundo. «A mí la maternidad me ha sorprendido en positivo, porque me pensaba que te cambiaba más la vida con las horas sin dormir y la dependencia...». En su caso, explica, es una persona muy organizada y ha conseguido que la niña siga una rutina de comida y sueño desde bien pequeña.

País de opinólogos

De lo que no se ha salvado ninguna de las entrevistadas es del aluvión de consejos que se le ofrecen, quieran o no, a las primerizas. «No podía ser diferente en un país de opinólogos como este», dice Magda.

Lo que se inicia con el embarazo es una nimiedad con lo que llega tras el parto. Comenzando con las abuelas de la criatura y siguiendo con las amigas, vecinas... Ni siquiera Gentiana Petre Petre (36 años) se salva, y eso que su caso es peculiar. Tiene un bebé que acaba de hacer un año y una hija que va a cumplir 20. «Me vuelvo a sentir como primeriza, no me acordaba de nada, ni siquiera de esta sensación de tener alguien que necesita tu atención 24 horas al día», explica, a la par que relata que no todo es ideal y tuvo muchos problemas de salud durante el embarazo.

A ella también le llueven los consejos. «Pero al final tienes que hacer lo que sientes, hay que seguir el instinto».

En lo que sí están de acuerdo todas es en que los consejos y también las críticas siempre son para las madres, como si fuera la única encargada de la crianza. «Es un poco machista», reconoce Elena, y eso que, asegura, los padres cada vez se involucran más.

Cuatro meses insuficientes

Después del posparto el otro momento crítico es la vuelta al trabajo. En opinión de todas, las 16 semanas que da la ley de baja por maternidad no son suficientes ni para el bebé ni para la madre. «Cuatro meses pasan muy rápido, apenas estás aprendiendo cosas», dice Elena. Cristina Rovira, que apenas lleva un mes de maternidad, no se lo puede ni imaginar: «Ahora mismo ni siquiera tengo tiempo para vestirme y prepararme para salir a la calle... Supongo que va cambiando pero con tanto déficit de sueño no sé si en el trabajo las mujeres consiguen estar al 100%». Además, apuntan que los padres solo tengan un mes tampoco ayuda.

En resumen, que las cosas no son como las soñaron ellas que leyeron libros y sobre todo buscaron mucha información en internet. Una anécdota de Cristina Rovira lo deja claro: después de estar haciendo durante el embarazo una lista de temas de la historia de la música, ahora la niña se duerme con ‘Despacito’, de Luis Fonsi, y con la campana extractora de la cocina. Lo dicho, maternidad real.

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