Món Natura, el Delta a vista de pájaro

Desde descubrir cómo se extrae la sal, hasta ver multitud de aves en un observatorio 360º; la visita a este centro invita a enamorarse del Delta

23 julio 2017 16:35 | Actualizado a 08 junio 2018 12:39
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«Mamá, me siento como en National Geographic, si es que están allí; allí mismo...», dice sin poder ocultar su entusiasmo una niña de unos ocho años a su madre. Se refiere a los flamencos que está observando con un  telescopio en la terraza del pequeño edificio rodeado de lagunas.
La escena tiene lugar en Món Natura Delta de l’Ebre, un centro de interpretación ubicado en las antiguas salinas de la Tancada (41,2 hectáreas) que fueran restauradas por la Fundación Catalunya-La Pedrera. 
Llegar al sitio es fácil desde  Poble Nou del Delta, desde donde sólo hace falta seguir las indicaciones. 
El recorrido por el parque se puede hacer por libre o atendiendo las indicaciones de alguna de las visitas guiadas en catalán y castellano que se programan a lo largo del día.
La primera parada es la recreación a escala de unas salinas del Delta que permite seguir, de manera vivencial, como es todo el proceso. Además podrá hacerse una idea de lo importante que ha sido este producto en la historia del territorio.
En esta zona al aire libre ya se habrá dado cuenta de dos cosas: una,  el calor aprieta durante el día, así que merece la pena llevarse una gorra o sombrero, y dos, que, como en cualquier visita al Delta, es mejor no olvidarse del repelente de mosquitos.

Flamencos a la vista
La siguiente parada es el Espai Delta, que cuenta con una museografía moderna que ayuda a entender la riqueza de este territorio y ver cómo se ha formado a lo largo de los siglos. Vale la pena tomarse unos minutos para ver el documental ‘Un año en el Delta» que se proyecta continuamente con un tiempo de espera entre cada proyección.
El siguiente edificio es el que acoge el Mirador 360º. En la terraza del mismo, con la ayuda de unos potentes telescopios, se tienen unas vistas privilegiadas sobre la laguna.
Merece dedicarle un rato a ver por cada uno de los telescopios ubicados estratégicamente. Por estos días se pueden ver, sin ninguna dificultad los flamencos, pero también multitud de especies. Gracias a unos plafones con dibujos de cada ave podrá aprovechar para identificar de cual se trata. El atardecer es maravilloso,  pero en las horas centrales del día la vista también es riquísima.

Hora de ‘perchar’
Justo en este momento, aunque también se puede dejar para el final, se puede subir a una de las «barcas de perchar» y conducirla por un pequeño canal sin apenas profundidad. 
La pontonas, barcas  tradicionales del Delta, se utilizaban para cazar y pescar, pues permitían navegar sin hacer ruido y acercarse a lugares de acceso complicado. Eso sí, raro será que los visitantes consigan permanecer en silencio porque aunque parezca sencillo, guiar las barcas necesita cierta habilidad y se escapa más de una risa.
A partir de aquí se puede ir a la caseta de observación donde se puede ver cómo ha sido toda la restauración del lugar a través del proyecto LIFE Delta Lagoon. Desde aquí, y a ras de suelo, también se tiene una vista privilegiada de las aves de la zona.
Siguiendo el camino también se puede observar cómo es la vegetación y la fauna de los ambientes salinos y hay un a pequeña muestra de las diferentes artes de pesca tradicionales.

Si se está planteando hacer una visita al centro en lo que queda de verano, merece la pena consultar la lista de actividades y visitas especiales. Hay desde cuentacuentos al atardecer, gimcanas para niños  (la próxima el miércoles que viene) hasta talleres para aprender a elaborar sal con especias.
Y si no puede esperar para verlo una buena opción es hacerse una idea gracias a la visita guiada y vídeos que podrá encontrar en su página web www.monnaturadelta.com. 

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