Padres e hijos, un juego de poder

Respetar las decisiones de los niños en cada etapa de la vida ayuda a generar seguridad y a que expresen sus emociones

19 mayo 2017 16:29 | Actualizado a 21 mayo 2017 14:35
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Nuestros hijos necesitan crecer con seguridad emocional. «Está ligada a la libertad de expresión de todas sus emociones», explica la psicóloga sanitaria, psicoterapeuta y sexóloga Sònia Navarro. Amabilidad y respeto frente a la alegría y el enfado son claves para fortalecer esta seguridad.

Los padres también somos vulnerables. No nos tiene que dar miedo mostrar nuestras emociones. «Un padre que nunca le pasa nada o que siempre está llorando no es real. El niño tiene que ver que los padres y las madres son capaces de asumir sus errores y que podemos estar tristes, enfadados, etc.», asegura Sònia Navarro.

Generar niños seguros emocionalmente. Este es nuestro principal objetivo como padres. «La idea no es educar a nuestros hijos sin miedo. Es imposible e incluso podría llegar a ser peligroso. Tenemos que garantizar que el niño o la niña puede expresar sin miedo sus miedos. El equilibrio es la solución», destaca la psicóloga.

Negar o juzgar sus sentimientos también les produce angustia. «Es tan perjudicial evaluarlos como elogiarlos en todo momento», destaca la experta y añade que «si lo hacemos generamos una necesidad de elogio externo, y siempre tendrá temor a que un día no sea elogiado».

Las comparaciones son odiosas

A los adultos no nos gusta que nos comparen con otras personas, pues no debemos hacer esto con nuestros hijos y otros niños. La amabilidad se convertirá en seguridad. «Si nos expresamos de manera agresiva entre adultos es más fácil que el niño sienta miedo. Aprenden por imitación», destaca Sònia Navarro.

Escuchar, escuchar y escuchar. Los padres debemos respetar las decisiones que toman nuestros hijos. Si por ejemplo se empeña en romper un libro, porque está molesto, la psicóloga nos aconseja dirigirnos al niño de la siguiente manera: «Sí. Ya veo que estás enfadado y que quieres romper el libro, pero mejor no hacerlo». «Si directamente le decimos que no el niño puede llegar a pensar que sus pensamientos no son válidos. Mejor empezar con un sí y después dar las explicaciones convenientes», destaca la psicóloga.

Los niños son niños. «No hay que eliminar los comportamientos infantiles. Son propios de la infancia y de las diferentes etapas del crecimiento», nos recuerda Sònia Navarro. Castigos, sobornos y amenazas, no ayudan. Crean más inseguridad.

Autonomía y poder

«Los niños han de tener la sensación de que pueden escoger. Se trata de un juego de poder con los padres», destaca Sònia Navarro. «Si después de recoger los juguetes los vuelve a escampar, es mejor que no nos enfademos. Mejor dramatizar la situación para que se convierta en un juego y el niño vuelva a recogerlo todo», afirma y añade que «los niños necesitan demostrar que pueden decidir. Si no lo respetamos entraremos en un conflicto de poder». Si lo hacemos en cinco minutos ya no habrá discusión.

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