Playa del Miracle: el milagro es la tranquilidad

Tras décadas siendo la playa de la ciudad, la del Miracle es hoy refugio de bañistas fieles y de turistas (alguno accidental) que huyen de la masificación

04 julio 2017 11:45 | Actualizado a 04 julio 2017 11:45
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A quienes hemos venido a vivir a Tarragona en las últimas décadas todavía nos cuesta entender porqué muchos tarraconenses, pudiendo llegar a la Platja del Miracle por su propio pié, tienen predilección por irse a otras playas que sí requieren moverse en coche o en transporte público. Silvia Orts, que está tomando el sol antes de irse a trabajar lo tiene claro:«mejor así, aquí se está ideal», dice. Cuenta que más de un domingo se pasa el día aquí con amigos que huyen de Cambrils agobiados de tanto turista.

Aunque eso no quiere decir que no haya bañistas de otros sitios; una muestra es la familia Domínguez -Sevilla, son de Blanes y, aunque están alojados en Salou, han decidido venir a darse un baño aquí porque vieron la playa de lo más tranquila desde el Balcón del Mediterráneo. Les encanta la arena fina y el hecho de que el agua apenas cubre cerca de la orilla «ideal para los niños». 

También hay una pareja que claramente, no venía preparada, él se baña en calzoncillos, ella con un vaquero que ha acabado mojándose después de arremangarlo todo lo que daba. Digamos que entran en lo que podría catalogarse como ‘bañistas accidentales’, un grupo que abunda en las playas semi urbanas como ésta. Orts asegura que de tanto en tanto se ve a gente con maleta y todo, que seguramente no se ha resistido a darse un baño tras comprobar la cercanía de la playa y la estación del tren.

Son cerca de las once de la mañana y la playa está tranquila, nada que ver con el gentío que se amontonaba en la arena apenas la semana pasada par ver de cera el Concurs de Focs.

Del Serrallo y la Part Alta
Aquí los habituales se conocen y se saludan. Lo cuenta Cecilio, jubilado de 68 años, quien incluso nos ilustra explicando como de toda la vida se venía a esta playa andando antes de que las familias dispusieran de coche y de que el transporte público fuera lo que es. Desde entonces (y él asegura que todavía hoy se conserva en cierta medida la tradición) los que como él venían de la Part Alta se quedaban del lado en donde hoy está la pasarela de hormigón cerrada ¡Desde julio de 2013!... Los del Serrallo se quedan del otro lado, tocando al Port Esportiu.

Cecilio todavía se ve, con ocho años, comiendo la tortilla de patatas de su madre al lado de la playa (siempre con ese ‘crunch’ que daba la arena, bien porque los niños hacían caso omiso a lo de lavarse las manos o porque costaba para quieto cuando se podía jugar.

Pero no hay que engañarse, el discreto encanto de esta playa, no siempre bien querida, está a punto de multiplicarse y el verano que viene el panorama podría ser muy diferente. Las obras de la pasarela que unirán el Balcón del Mediterráneo con la playa ya han comenzado y acabado el primer trimestre del año que viene será posible salvar la distancia entre el final de la Rambla Nova y la playa en tan solo 8 0 10 minutos caminando. 

Se ampliará, además, el espacio para los peatones en el paseo. El tiempo dirá si todavía la tranquilidad seguirá siendo el auténtico milagro de la Platja del Miracle.

Calistenia: cuando el gimnasio tiene vistas al mar

A Héctor y a Eloi los encontramos hacia las once de la mañana concentrados en ejercitarse entre las barras y aparatos que hay a un lado de la playa del Miracle; todo un contraste con las tranquilidad de los bañistas que descansan al sol a pocos metros de allí.

Cuentan que vienen durante todo el año, así que tienen una visión privilegiada de cómo se transforma la playa en cada estación. Eso sí, advierten que en verano es más fácil encontrar deportistas  temprano por las mañanas y pasadas las siete de la tarde. Calculan que hay una proporción de una a diez entre mujeres y hombres.

Aseguran que la calistenia (un sistema de ejercicios físicos con el propio peso corporal) está en pleno auge gracias a los tutoriales de YouTube y, como no, a que se puede practicar al aire libre ¡y gratis!. La palabra viene del griego kallos (belleza) y sthenos (fortaleza). Apuntan que tanto interés por la disciplina está haciendo que zonas de ejercicio como la de esta playa  se queden pequeñas, así que aseguran que una ampliación de las instalaciones  sería muy bien recibida.

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