Surcando el Serrallo

La historia del barrio marinero de Tarragona se pone al alcance de los visitantes con un recorrido por el Museu del Port, por sus calles y un viaje en golondrina. Historia, patrimonio y tradición se mezclan en esta exitosa propuesta veraniega

19 mayo 2017 22:00 | Actualizado a 22 mayo 2017 14:29
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Dentro de la iniciativa de Les Nits del Museu del Port de Tarragona se han organizado varias actividades, una de ellas es la visita del Museu del Port al barrio del Serrallo. En la ruta, los visitantes pueden conocer la historia del barrio marinero de la ciudad. La visita termina con un viaje en golondrina por el interior del puerto.

La visita guiada empezó en el Moll de Costa, el primer muelle comercial que se construyó en el Port de Tarragona. Aunque no es parte del barrio del Serrallo, el muelle tiene una relación directa con sus orígenes. Antiguamente esa zona era la playa de los pescadores humildes que vivían en barracas, los marineros ricos vivían en la Part Alta de Tarragona. Con la construcción del ferrocarril y la ampliación del Port a mediados del siglo XIX, esos terrenos fueron expropiados a los pescadores y los trasladaron a la playa del Llatzaret, junto a los restos del Fortí del Francolí. Allí fue dónde les obligaron a construir barracas provisionales por si hubiese sido necesario volverlos a desplazar. Este se considera el origen del Serrallo. A finales del siglo XIX, obtienen los derechos adquiridos de la playa del Llatzaret, de modo que los pescadores pudieron establecerse definitivamente. De hecho el Serrallo es un barrio joven, de 150 años pero con una idiosincrasia i carácter peculiar.

 

El Club Náutico más antiguo

Seguimos la ruta hasta llegar dónde estaba situado el llatzaret de Tarragona, en las antiguas murallas al lado del mar. Era un edificio sanitario en qué trataban a las personas de otros países que llegaban con epidemias. En una de las dependencias del local, en 1878 se inauguró el Club Náutico de la ciudad. La gente lo apodó como ‘El club de los chiflados’ por qué no entendían como se lo podían pasar bien remando. Se trata del Club Náutico más antiguo de España. Durante el recorrido, el guía del Museu del Port enseñaba fotos del edificio de la época para que los visitantes se pudieran hacer a la idea. El Aiguat de Sant Lluc el año 1930 se llevó gran parte del edificio del llatzaret, época en que el Club Náutico ya había encontrado otra ubicación más adecuada. La otra mitad del edificio fue bombardeada durante la Guerra Civil.

Caminamos hasta llegar al puente del Serrallo, conocido como ‘El pont de la petxina’. Antes de que se construyera el puente en el siglo XX, la vía del tren dificultaba la vida cotidiana de los vecinos del barrio que cruzaban por un paso a nivel.

Hay varias teorías sobre el origen del nombre Serrallo. Algunos lo atribuyen al aislamiento del barrio al estar cerrado por la vía del tren, el mar y el río. Otros asseguran que el nombre viene del oficio de serraller, es decir, cerrajero. Por último hay quien dice que viene del árabe. El serrallo era la parte de la vivienda musulmana dónde habitaban las mujeres del Harén, que ofrecían sus servicios a los hombres.

Pero a pesar de su nombre, el Serrallo es conocido por su gastronomía. El restaurante Cal Brut es el más antiguo de la zona, data del año 1914. Adentrándonos en el barrio, llegamos a Cal Joan. Antiguamente, era la Taverna Mallol. La apodaron como ‘L’apunyalada’ por qué se ve que la propietaria del local apuñaló a uno de sus clientes en una pelea. Según nos cuenta el guía antes las peleas en las tabernas eran muy habituales. «Pero no os preocupéis que ahora si vais a Cal Joan os trataran muy bien», aseguró el guía para calmar a los visitantes.

Seguimos por la calle Espinach, un financiero de Barcelona que fue uno de los mecenas para hacer posible la edificación del barrio. Construyó muchas de las casas donde vivirían los marineros que hasta el momento habitaban las barracas en la playa. Los almacenes, es decir las plantas de abajo serían las más caras de alquilar, costando 6 pesetas. Luego los primeros pisos 4 pesetas y los segundos 2 pesetas.

El Bisbe Bonet fue otro de los benefactores del origen del barrio. Donó 5.000 duros para que se pudiera construir la Iglesia de Sant Pere aunque no la viera acabada. Es una edificación del arquitecto Ramon Sala Ricomà que se alzó justo encima de los restos del Fortí de Francolí.

Pero aún quedaba mucho por hacer en el barrio. En el siglo XX no había red de alcantarillado en el Serrallo. Esto era un problema porqué todos los residuos iban a parar a la playa dónde se mezclaban con la limpieza del pez de los marineros. Se pueden encontrar varias de las denuncias de los ciudadanos en el Diari.

Pasamos por delante de la nueva lonja del Port de Tarragona, hasta volver al Moll de Costa que no se construye hasta el año 42 por problemas de la guerra. Antes, el agua llegaba hasta la Iglesia de Sant Pere y los pescadores amarraban sus barcas en la playa.

 

Por el puerto en golondrina

La visita termina con una ruta por el interior del Port de Tarragona en golondrina. Durante el paseo se explica el funcionamiento del puerto así como la actividad de cada uno de sus muelles. Des de la embarcación hay unas vistas espectaculares del Serrallo y el Moll de Costa. Ya de vuelta, todos los asistentes pudieron degustar un chupito de Chartreuse, bebida típica en Tarragona.

La visita del Museu del Port al Serrallo, que empezó a las 22h y duró alrededor de una hora y media, se ha programado para todos los viernes des del 17 de julio hasta el 28 de agosto. Las entradas son gratuitas pero se necesitareserva previa. El guía explicó que ha sido una de las visitas que ha tenido más éxito. En esta ocasión había unos 55 asistentes y de momento para el próximo viernes las reservas ya están agotadas.

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