Tu salud se la juega: ¿Trabajas para vivir o vives para trabajar?

La dificultad para hacer compatible la vida laboral con la vida personal y familiar es cada vez mayor. El primer damnificado es nuestro bienestar. Nos agobiamos cuando la balanza se desequilibra

19 mayo 2017 15:53 | Actualizado a 21 mayo 2017 14:20
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Quien más, quien menos quiere tener una carrera profesional y una familia. Pero el camino está lleno de piedras que saltar y baches que rodear. «A cada uno le corresponde elegir sus objetivos en la vida. En el ámbito laboral se traducen en qué quieres trabajar y en el ámbito familiar en qué tipo de familiar quiere tener», asegura la presidenta de la Secció de Psicologia de les Organitzacions i el Treball de la delegación de Tarragona del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya, Maria José Poza.

Dedicamos un tercio del día al trabajo. Ocho horas que muchas veces se multiplican. «Esto supone que el espacio personal no siempre está en línea y entra en conflicto con el espacio laboral. En función del momento vital que vivamos el conflicto será mayor o menor», afirma la psicóloga.

Necesitamos trabajar para vivir, que es muy diferente de vivir para trabajar. Son polos opuestos que nos atrapan. «Mejoras salariales y promoción laboral. Nos ilusionan con unas determinadas expectativas laborales que pueden mermar nuestro proyecto de vida si tomamos una decisión equivocada», advierte la experta.

Una balanza con ‘sobrepeso’

El equilibro entre trabajo y familia es frágil. Cualquier desajuste nos afecta. La presidenta de la Secció de Psicologia de les Organitzacions i el Treball nos advierte que «si no hay un espacio de desarrollo de los intereses globales que una persona tiene su proyecto de vida se tambalea porque no consigue encontrarel equilibrio personal».

¿Qué podemos hacer? El problema se genera rápido, pero la solución es lenta. «Cada uno de nosotros tenemos unos valores que priorizamos en función de la etapa de la vida en la que nos encontramos», explica Maria José Poza. ¿Cuántos de nosotros dejamos de lado nuestros hobbies? Es un error. «Estos momentos contribuyen a equilibrar las presiones o tensiones de los otros espacios», destaca la psicóloga.

Insatisfacción

No nos engañemos. El don de la omnipresencia no existe. «Más de lo que queremos nos cuesta asumir que no podemos estar en todos los sitios», afirma. Lo que nos queda es: priorizar, priorizar y priorizar. En más de una ocasión hemos deseado que el día en lugar de 24 horas tuviera 48. Pero por muchas horas que tuviéramos nos seguiría pasando lo mismo. «Confundimos la cantidad con la calidad. Y por esta razón nos bloqueamos y sentimos insatisfacción», afirma la psicóloga. Si dedicamos poco tiempo pero es de calidad nuestra satisfacción será mayor. Autoconvencernos de que no tenemos tiempo es una trampa. «Los pequeños espacios también pueden dar satisfacción», explica Maria José Poza, y añade que «esta insatisfacción durante toda la semana resulta de estar abocados al trabajo y el fin de semana dedicarlo al espacio personal en general. Pero en ocasiones no es suficiente. «En catalán hay un dicho que dice De mica en mica s’omple la pica. Apliquémoslo a nuestra vida si no queremos que nuestra salud se resienta», destaca la presidenta de la Secció de Psicologia de les Organitzacions i el Treball.

Para y piensa

Cuando enfermamos es cuando nos damos cuenta de que «lo importante es la vida personal de cada uno y de que el trabajo además de arrastrar a nuestra familia ha arrastrado nuestra salud».

El caos se apodera muchas veces de nosotros. Paremos y pensemos. «En estos momentos todos sabemos que las horas de trabajo no son las que ponen en el contrato. Incluso hay personas enganchadas al móvil las 24 horas», advierte Maria José Poza. Francia ha visto la luz al final del túnel. La presidenta de la Secció de Psicologia de les Organitzacions i el Treball recuerda que «ya existe el derecho a desconectar del trabajo. El fuera de cobertura es una desconexión de necesidad vital. Seamos honestos».

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