Un chef Michelin en apuros en Valls y El Vendrell

Son los chefs de alta cocina los Beatles del siglo XXI? Son casi tan famosos como los futbolistas y seguro que más los diputados del Congreso (con mediáticas excepciones, claro está). De Karlos Arguiñano al jurado de MasterChef, pasando por el siempre mosqueado Alberto Chicote. La cocina está de moda. La compañía madrileña de teatro Yllana refleja está afición por los fogones en la obra Chefs, que este fin de semana representará por partida doble: el sábado en el Teatre Principal de Valls y el domingo en el Àngel Guime de El Vendrell.

Una divertida comedia gestual para todos los públicos que cuenta la historia de un chef de gran prestigio que ha perdido la inspiración y tiene que confiar en un disparatado equipo de cocineros para crear una receta espectacular y novedosa y así mantener las estrellas Michelin de su restaurante. Un camero cásico, otro un tanto sucio y una pinche loquita por él se ponen a su disposición para ayudarle a remontar el vuelo. Personajes llevados al extremo, estereotipados.

«El chef está tan pendiente de la fama de y de salir en televisión que se le olvida lo básico, cocinar. Empieza a perder su toque y necesita buscar dentro de sí mismo para resurgir», explica Rubén Hernández, uno de los actores de la obra.

En medio de esta alocada instrospección, se cuelan cocineros de otras culturas y países, como los típicos italianos pizzeros o un pintoresco chef oriental, que dan pie a continuos gags. Una lucha de egos por ver quién prepara los mejores platos y también un recorrido por diveras facetas de la cocina, como nuestra relación con los alimentos que ingerimos, los animales que nos comemos o los diferentes sabores del mundo.

Humor envuelto en una crítica al endiosamiento al que están sometidos los cracks de los fogones dela alta cocina. «Parecen estrellas de rock más que cocineros», apunta Hernández.

Chefs se estrenó hace poco más de un año y ha girado por toda España, Portugal y Francia. Los actores se comunican por gestos, no hablan. Es un estilo gameberro que bebe del cine mudo, el clown o incluso los dibjos animados. «Parece complicado, pero al ser un lenguaje universal podemos llegar a un público de cualquier país y edad», concluye Hernández.