Un 'día de chicas' para captar nuevas vocaciones en ingeniería

Las mujeres aún son minoría en las aulas de ingeniería; ayer un grupo de adolescentes conoció de primera mano estos estudios

19 mayo 2017 16:22 | Actualizado a 24 diciembre 2019 23:10
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Los datos son elocuentes: las mujeres apenas representan el 12,31% de los nuevos alumnos de la Escola Tècnica Superior d’Enginyeria (ETSE) de la URV y el 25,35% de los de la Escola Tècnica Superior d’Enginyeria Química (ETSEQ). Eso sí, ayer fue un día distinto; un centenar de chicas tomó las clases y talleres por donde pasan mayoritariamente hombres.

Y es que ayer se celebraba la jornada de puertas abiertas Girls’Day, que organizan las escuelas de ingeniería junto al Observatori de la Igualtat de la universidad. En estas jornadas (el 1 de marzo acudirá otro grupo) 200 alumnas de tercero de la ESO de 22 institutos de la provincia realizan visitas guiadas, experimentan y conocen el testimonio de exalumnas.

Pero, ¿por qué si las mujeres son mayoría en la universidad, todavía apenas estudian estas carreras? Justo antes de entrar a la jornada, María, de 14 años, no le encontraba razones; ella misma está decidida a estudiar ingeniería informática. Anna, del mismo grupo, apuntaba que «los chicos se ven más valorados y las chicas, independientemente de su capacidad, que la tienen, y mucha, se ven menos capaces y ya ni siquiera se atreven a estudiar una ingeniería».

Y efectivamente, los hechos confirman que no, que no es cuestión de capacidad. El director de la ETSE, Domènec Puig, destaca que sus estudiantes mujeres tienen, en general, un desempeño muy bueno y suelen estar entre las que obtienen mejores calificaciones y reciben premios.

Angel Casado, profesor de instituto, cree que además de ser un tema cultural, también falta que la tecnología no sea una asignatura de la que sólo se da una hora de teoría semanal.

Los organizadores coinciden en que es pronto para evaluar el impacto de estas jornadas que son tradicionales en otros países y que aquí se realizan por sexto año consecutivo cada vez con más demanda de participantes. Lo que sí han observado es que tienen un efecto expansivo, ya que las alumnas que asisten también lo comentan con el resto de compañeras de clase. «Es una manera de que vean que las cosas pueden ser diferentes, porque constatamos que las jóvenes siguen identificando estas carreras como masculinas», explica Inma Pastor, directora del observatorio.

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