1.636 tarraconenses murieron sin testamento

Si el difunto no tiene familiares, la herencia se la queda la Generalitat. El año pasado repartió 118.320 euros provenientes de Tarragona

17 septiembre 2019 07:40 | Actualizado a 20 septiembre 2019 16:15
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Joan ha superado ya ampliamente la cincuentena. En su día se divorció y ahora vive en pareja pero sin haber pasado por el juzgado ni por el registro de parejas de hecho. Con su primera mujer no tuvo hijos. Convive con dos hijos de su segunda pareja. Sus padres ya fallecieron. No tiene hermanos ni sobrinos y todos sus tíos también murieron. Eso sí, cuenta con una multitud de primos. En suma, un pequeño galimatías legal en caso de que hubiera que dirimir la herencia si Joan falleciese sin testamento.

«Debería hacer testamento, por si acaso. Lo sé. Por mucho que te cuides, que conduzcas con prudencia, nunca se sabe. Puedes estar paseando tranquilamente y que se desprenda una cornisa y te mate o que un loco te atropelle. Pero redactar el testamento me da mucha pereza. Tendría que pensar a quién dejo qué y no lo tengo claro», confiesa Joan.

El caso de Joan es el ejemplo perfecto de lo que no se debe hacer, según advierten los notarios. No porque para ellos suponga un pequeño ingreso certificar el testamento, sino porque morir sin testar genera una serie de complicaciones legales. Es lo que le sucedió a los 1.636 tarraconenses que fallecieron el año pasado sin haber dejado por escrito sus últimas voluntades.

«Hacer testamento es fundamental por varias razones. Primero, porque facilita todo a los que vienen detrás, los trámites legales son más económicos, evita el derecho de usufructo que le corresponde al cónyuge y la nuda propiedad sobre el mismo bien, se puede cambiar tantas veces como se quiera y es clave en caso de separación», explica el notario José Manuel Valiente. Con derecho de usufructo, Valiente alude a que, aunque la propiedad, por ejemplo de un piso, corresponda a los descendientes del fallecido, la pareja de éste tiene derecho a usarlo mientras viva. Los hijos tienen la «nuda propiedad» del inmueble, pero no pueden utilizarlo.

La cifra de 1.636 declaraciones notariales de herederos ‘abintestato’ supone un 18,46% de los 8.862 procedimientos hereditarios que se iniciaron en la demarcación el año pasado. Es decir, casi una de cada cinco personas fallecidas en Tarragona lo hizo sin testar. Es un porcentaje superior al del conjunto de Catalunya (16,62%), pero inferior al de Girona (20,02%) y Lleida (24,89%). Barcelona es la demarcación en que más ‘arreglados’ quedan los papeles. Solo un 15,13% de los difuntos murieron sin testar.

Hijos, nietos, pareja, padres...

¿Qué pasa si no hay testamento? Depende de la comunidad. En Catalunya se aplica el Código Civil catalán a los ciudadanos catalanes, a los de otras comunidades que han residido más de diez años aquí y no han optado por mantener su derecho civil de origen, a los catalanes que viven fuera de Catalunya desde hace menos de una década y a los extranjeros que mueren con residencia en Catalunya y no han manifestado querer mantener el derecho nacional sucesorio.

El Código Civil catalán determina que los primeros en heredar son los descendientes. Si no hay, la pareja del fallecido (es igual si estuvieron casados por la Iglesia o lo civil que inscritos en el registro de parejas de hecho). En tercer lugar, los ascendientes. En cuarto lugar, los hermanos y sobrinos (si algún hermano hubiese fallecido antes que el causante). Luego vienen los tíos, los primos y los tíos abuelos. Y, si no existiese ningún familiar, la Generalitat.

En 2018, la Generalitat distribuyó 118.320 euros procedentes de herencias de Tarragona y 6.123.352 del resto de Catalunya. Pueden pasar años desde que una persona fallece sin testar y sin familiares hasta que la Generalitat aprueba la herencia recibida y la reparte entre sus diversos departamentos.

¿Y si algún hay pariente ‘desconocido’ que tenga derecho a la herencia y no lo sepa? Para eso están las empresas o despachos de abogados que se dedican a buscar a posibles beneficiarios. En España destacan dos: Coutot-Roehrig, una firma francesa con delegación en Barcelona, y Grupo Hereda, ubicado en Madrid.

El procedimiento es similar. Tras el fallecimiento de una persona, su vecino, la comunidad, el administrador de fincas, un notario... avisa a la empresa para que localice al heredero porque quiere comprar el piso, cobrar una deuda, evitar que esté vacío con el riesgo de okupación... La firma ‘caza-herederos’ cuantifica la posible herencia y comienza a investigar hasta localizar al afortunado o afortunada.

La firma cobra un porcentaje que oscila entre el 10 y el 30% de la herencia (dependiendo de lo dificultosa que haya sido la investigación), en el caso del Grupo Hereda. Coutot-Roehrig no quiso desvelar el porcentaje.

2.000 herederos localizados

Grupo Hereda ha localizado a cerca de 2.000 herederos en sus veinte años de existencia, según explica Jenny Sevilla, directora del Departamento de Marketing Jurídico y Comunicación. Coutot-Roehrig ha puesto en marcha 1.500 expedientes de búsqueda de herencias en los últimos siete años, cuantifica la abogada Mercedes Zurrón.

Entre los casos que han manejado ambos despachos, hay uno de Tarragona. Una mujer de L’Arboç falleció supuestamente sin herederos. La Generalitat se adjudicó la herencia, un inmueble valorado en 100.000 euros. Coutot-Roehrig localizó posteriormente a un primo hermano de la mujer. Llevó el caso a juicio y una sentencia ha determinado que la Generalitat debe devolver el dinero.

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