Antibióticos: uso y abuso

Patologías. Las bacterias son cada vez más resistentes a estos medicamentos contra las infecciones

15 diciembre 2019 10:10 | Actualizado a 15 diciembre 2019 19:38
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«Una gripe con tratamiento sintomático dura una semana y con antibióticos dura siete días». Con estas palabras, el director del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitari Sant Joan de Reus, Antoni Castro, ilustra el problema que existe en el uso y abuso de los antibióticos, medicamentos con los que se combaten múltiples infecciones bacterianas.

Recuerda el especialista que «los microorganismos conviven con nosotros, en equilibrio, desde el inicio de los tiempos», lo que significa que no todos son perjudiciales. Como ejemplo, Castro cita «los microorganismos existentes en la flora intestinal sin los cuales el organismo no funcionaría, este es un hecho incuestionable». En base a esta evidencia, el doctor hace referencia a la existencia de otros microorganismos (hongos, virus, bacterias, parásitos y priones) que son la causa de múltiples enfermedades. «Pueden provocar infecciones, porque penetran en el organismo cuando se produce una alteración de los mecanismos de defensa y aprovechan esta debilidad para provocar una enfermedad», explica Antoni Castro. Él mismo cita como ejemplo las infecciones que se pueden producir en el sistema urinario (que haga que un microorganismo llegue al riñón desde el exterior), el sistema digestivo (por la ingesta de un alimento en mal estado), o como consecuencia de una herida, como es también una intervención quirúrgica. «Cuando fallan las barreras defensivas o nuestras defensas están alteradas, porque estamos tomando algún medicamento inmunosupresor, es cuando estamos más expuestos a posibles infecciones contra las que, muchas veces, luchamos a través del tratamiento con antibióticos», asegura el doctor.

Ineficacia

La lucha contra las infecciones víricas, las más frecuentes, no precisa del uso de antibióticos. Sin embargo, el médico puede en ocasiones tener dificultades para establecer el diagnóstico correcto y, por este motivo, se hace necesario dotar al profesional de instrumentos diagnósticos rápidos y fiables que permitan diferenciar mejor una infección vírica de una bacteriana. Existe el riesgo de tratar infecciones de origen viral como una gripe o un resfriado con antibióticos, lo que no surge efecto y además provoca la selección de gérmenes resistentes, entre otros posibles efectos adversos.

Asimismo, Antoni Castro constata que «el gran consumo de antibióticos se produce en la industria ganadera con el fin de evitar las pérdidas que pueden ocasionar los agentes infecciosos. «En los animales, los microbios resistentes pueden pasar a la cadena alimentaria si se manipula erróneamente la carne o si se utiliza el estiércol como fertilizante también puede pasar a la cadena humana si se contaminan los cultivos», afirma.

Sobre el abuso de los antibióticos, el especialista sigue explicando que «cuando las personas utilizamos un antibiótico de forma repetida, lo que hacemos es eliminar los gérmenes sensibles pero los resistentes permanecen y se multiplican. Ante esta situación, los antibióticos resultan cada vez menos eficaces». «Además, los gérmenes se adaptan rápidamente a la presión ambiental ejercida y generan nuevas resistencias», añade. «El riesgo es que, en un futuro no muy lejano, no podamos tratar a los enfermos por infecciones con la misma eficacia que lo hacemos en la actualidad», asegura Antoni Castro y recuerda la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha advertido que, si no cambian las cosas, en el 2050 las infecciones resistentes matarán más gente que, actualmente, el cáncer.

Cambiar los hábitos

Se calcula que aproximadamente la mitad del consumo de antibióticos en humanos es innecesario. Por esta razón, la OMS establece varios criterios para un uso correcto, empezando por utilizarlos cuando realmente son necesarios. «A veces, es el propio enfermo quien tiene antibióticos en casa y los utiliza sin un criterio médico. Por este motivo, las farmacias no dispensan estos medicamentos sino es con prescripción facultativa. Es una medida efectiva para controlar su uso», asegura Castro.

Otra medida es la prevención. Reconoce el doctor que muchas enfermedades infecciosas se pueden prevenir con vacunas. Por lo tanto, «la vacunación es vital, porque es el instrumento más importante para luchar contra las infecciones y que más vidas ha salvado a lo largo de la humanidad». En cambio, alerta que las campañas contrarias son «completamente infundadas» y han provocado que «en algunos países desarrollados, como Italia o Francia, haya problemas muy graves con enfermedades como, por ejemplo, el sarampión».

La higiene también es fundamental. «Lavarse las manos es una de las herramientas más importantes para luchar contra las enfermedades infecciosas», asegura Antoni Castro. Además, apunta la necesidad de mejorar las herramientas diagnósticas para proceder con exactitud en el diagnóstico de las enfermedades de origen vírico o bacteriano, como cultivos y sensores más rápidos que, según el resultado, permitan recetar antibióticos de forma más eficiente.

El futuro

De no producirse un cambio, el especialista pronostica que «tendremos un problema grave, porque los gérmenes existen y las enfermedades infecciosas están entre nosotros, y si no las podemos controlar con antibióticos la mortalidad por esta causa aumentará». También lanza un mensaje a la industria farmacéutica sobre la necesidad de seguir investigando en nuevas familias de antibióticos y formas de lucha contra estas enfermedades.

Los hábitos de la sociedad moderna también serán determinantes. «Todo lo que conlleva el cambio climático hace que debamos convivir con infecciones que no teníamos. Los vectores han modificado su radio de acción. Un buen día apareció el mosquito tigre y es cuestión de tiempo que lleguen casos de dengue, porque sabemos que el mosquito tigre es el vector que transporta la enfermedad», asegura Antoni Castro. Si bien, no es fácil que aparezcan nuevas epidemias, porque se precisan muchas más coincidencias en factores facilitadores, pero cabe concienciarnos que el cambio climático cambiará también la prevalencia de ciertas enfermedades. Costumbres actuales como compartir grandes espacios con grandes multitudes o tener animales exóticos hacen que estemos también más expuestos. Por ello, Antoni Castro dirige el siguiente mensaje a la población: «Es con educación, informando sin alarmar, siguiendo unos hábitos de higiene saludables y haciendo un uso responsable de los antibióticos que podremos seguir ganando la batalla de las infecciones en el futuro».

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