Asesinan a un sacerdote español en Burkina Faso

Francisco Hernández murió ayer en un centro salesiano Don Bosco

18 mayo 2019 16:59 | Actualizado a 18 mayo 2019 17:08
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El sacerdote Francisco Hernández, asesinado ayer en un centro salesiano Don Bosco en la ciudad de Bobo Dioulasso, suroeste de Burkina Faso, a manos de un antiguo cocinero que trabajó en la congregación, es un salmantino de 60 años nacido en el municipio de Ledesma. Según ha informado este sábado la orden religiosa, a través de su página web, el sacerdote fue atacado con arma blanca por un antiguo empleado que había sido despedido hace dos meses y en el ataque también resultaba herido el salesiano Germain Plakoo-Mlapa, que recibió heridas de gravedad de las que se está recuperando.

Fernando Hernández, nacido el 8 de abril de 1959, era natural de Ledesma (Salamanca) pero cursó estudios de Formación Profesional en Urnieta (Gipuzkoa), donde su familia emigró cuando él era joven. Posteriormente, respondiendo a la vocación salesiana, cursó estudios de filosofía y teología y se ordenó sacerdote en Santander y enseguida fue enviado a Benin como misionero. El funeral y posterior sepelio se celebrará en el propio país africano, tal y como el propio Fernando Hernández había expresado, en repetidas ocasiones, en el caso de que le sucediera algo.

Hasta Burkina Faso se desplazarán algunos de sus familiares desde desde Urnieta y Ledesma, acompañados por miembros de la Congregación Salesiana. "Los primeros indicios de la investigación revelan que este acto estaría ligado a un despido que (el cocinero) consideraba abusivo", según detalló el Ministerio de Comunicación burkinés en un comunicado.

La obra salesiana de Bobo Dioulasso en Burkina Faso, donde el salesiano misionero asesinado era vicario y ecónomo, atiende un prenoviciado, una parroquia, un oratorio, una escuela profesional y una casa de acogida. La Congregación Salesiana ha expresado su profundo dolor por la trágica muerte del salesiano, y quiere estar cerca de su familia y de los hermanos de su comunidad. Al tiempo que condena toda forma de violencia, se reafirma en su voluntad de seguir trabajando en estos países africanos, especialmente con la educación y evangelización de los jóvenes, para contribuir a su pleno desarrollo.

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