Cobijarse por miedo al reclutamiento en Ucrania

La mayor parte de refugiados que demandan asilo en Tarragona huyen de una guerra. Además de Siria, el otro conflicto bélico con más afectación –y vaivenes de más o menos virulencia–, es el de Ucrania. Familias al completo llegan procedentes del este del país exsoviético, el epicentro de los enfrentamientos. «Vienen familias extensas, con los padres, e incluso a veces algún abuelo y nietos», cuentan fuentes de inmigración en Cáritas, una de las entidades que ayudan a tramitar la solicitud a los recién llegados. Entre los argumentos esgrimidos, hay uno que se utiliza con especial insistencia:el temor a ser reclutado en las fuerzas militares para acudir a la guerra. «Muchos tienen miedo de tener que acudir a combatir y es lo que expresan una vez llegan aquí. Es gente joven pero también mayor», explican.

Según anunció esta semana el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, el ejército llamará a filas a 10.000 reservistas y busca voluntarios para reemplazar a parte de los 45.000 soldados que deberán regresar a casa tras más de un año en el frente. «En zona de guerra sólo hay militares profesionales, pero debido a la situación se prolongó el servicio militar para tener a gente en la reserva, que en principio no entra en combate», narra una ciudadana ucraniana afincada en Tarragona.

El refugiado que huye de ese conflicto debe demostrar, mediante alguna documentación, que padecía riesgos en su lugar de origen o, simplemente, que procede de la zona donde están teniendo lugar los enfrentamientos. Pese a que el número de víctimas ha bajado en los últimos meses, la guerra en la denominada zona del Donbass está a punto de entrar en su tercer año. El conflicto sigue generando un goteo de refugiados que también recalan en Tarragona.