Como Tarzán con jacuzzi

Xalet de Prades cuenta con dos casas en árboles con todo tipo de confort

19 mayo 2017 19:12 | Actualizado a 21 mayo 2017 17:24
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¿Quién no ha soñado alguna vez con tener una casa en un árbol? Si encima está equipada con electricidad, agua corriente, televisión, calefacción, wifi, cuarto de baño y hasta un jacuzzi ya es la repera. La envidia de Tarzán. Xalets de Prades amplió, el verano pasado, su oferta de alojamientos con la construcción de dos cabañas de madera colgadas sobre un abeto y una encina. La primera tiene capacidad para dos personas, está pensada para escapadas en pareja; la segunda es para cuatro, pues cuenta con un altillo donde pueden dormir dos niños.

Están disponibles cualquier día del año, aunque han tenido tanto éxito que hasta octubre están reservadas prácticamente todos los fines de semana. Alojarse cuesta desde 130 euros por noche en temporada baja hasta 145 en julio y agosto, Navidad y Semana Santa. Son 38 euros más con media pensión.

«La idea se me ocurrió por casualidad viendo un programa de televisión sobre casas en árboles de Estados Unidos. La particularidad de las nuestras es que tienen todo tipo de comodidades y confort. Son las primeras de España con jacuzzi incluido», explica Juan Carlos Acosta, propietario de Xalet de Prades.

Este complejo rural abrió en 2008. Es una suerte de pueblecito formado por otra veintena de casas –estas en el suelo– de madera ecológica procedente de pinos negros de los bosques de Transilvania, en Rumanía. Su tamaño va de setenta a noventa metros cuadrados. Además, dispone de un chalet de piedra con cuatro suites con jacuzzi, un spa, piscina descubierta, una sala multiusos y una granja con caballos, ponis, gallinas y conejos.

«Cada año mejoramos las instalaciones con algo nuevo. Todo lo hemos construido nosotros mismos, con nuestro equipo de mantenimiento», afirma Acosta, que antes de embarcarse en esta aventura tenía una empresa de casas de madera. «Desde bien pequeño soñaba con tener negocios, en concreto un camping. Y todo sucedió el día menos pensado. Un amigo me pidió que le acompañara a Prades para ver un gran terreno con casa y piscina, y en mi imaginación se abrió un proyecto de turismo rural construido de madera», recuerda.

Es un tipo de complejo, indica, que apenas existe en Catalunya, es más común en otras regiones, como Andalucía, Extremadura o Cantabria. Sus clientes son sobre todo de proximidad: la mayoría de Barcelona y Tarragona, pero también de Valencia, Castellón, Alicante y, en menor medida, de Francia, Bélgica u Holanda. También acoge eventos, como celebraciones de bodas.

Complementa su oferta s con pistas deportivas para jugar a fútbol, baloncesto o voleibol, paseos en poni y en carruajes para los más pequeños o descuentos para actividades, como tiro arco, gincanas, paintball, escalada o visitas a viñedos y bodegas.

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