Cuando el escritor y el lector se complementan

Reportaje. El profesor y escritor, afincado en Tarragona, Òscar Palazón ha quedado finalista del Premi de Novel·la Curta Just Manuel Casero con la obra ‘Tractat d’anatomia’

07 noviembre 2021 08:50 | Actualizado a 07 noviembre 2021 11:12
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Un espacio inquietante, una atmósfera angustiante y las reflexiones y observaciones de una voz que habla en primera persona del plural. Sobre esta base, el profesor y escritor Òscar Palazón (Lleida, 1969), afincado en Tarragona, ha escrito Tractat d’anatomia, una obra con la que ha quedado finalista del Premi de Novel·la Curta Just Manuel Casero, en su última edición. «Me presenté a la convocatoria porque, visto desde fuera, es un certamen que me transmite confianza», explica el autor. Así, decidió participar bajo el pseudónimo ‘Andreas Vesalius’. «En la novela hay una referencia al famoso cuadro del pintor Rembrandt, Lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp, en el que se representa, en una esquina inferior del cuadro, un libro de texto correspondiente al De Humani corporis fabrica, de Andreas Vesalius, quien diseñó el primer tratado sobre la anatomía humana, con mucho rigor e ilustraciones precisas».

El jurado del premio ha destacado de la obra que «se puede leer como una metáfora del tiempo incierto que vivimos y también como una recreación de dos universos paralelos: el del propio cuerpo y el de una comunidad que se rige por las reglas de esta anatomía humana». Al respecto, Òscar Palazón explica que «la estructura de la novela –de un centenar de páginas– es ciertamente laberíntica porque no se sabe qué ocurre al principio, e incluso cuando cada lector llega al final puede tener diferentes interpretaciones» y añade que «Tractat d’anatomia es una obra muy abierta, es decir, el lector puede desde interpretar el conjunto como una metáfora hasta interpretarlo literalmente».

Así, los protagonistas de la historia, explica el autor, «son un conjunto de personas que conviven –con otras personas de blanco que les cuidan– en un pabellón rodeado de jardines y una valla, y aislados en un paisaje desértico; mientras que la voz que habla en primera persona del plural narra y describe el día a día de la vida en este pabellón». «Se podría interpretar que podría tratarse de un pabellón psiquiátrico, pero no necesariamente debe serlo, es decir, cada interpretación puede ser verdadera o falsa según la impresión que cause en el lector», afirma Òscar Palazón. Él mismo asegura que «como lector no me gusta que el narrador me lo explique todo» y añade que «el lector debe complementar o completar el trabajo del escritor, es decir, es un trabajo en equipo». En esta misma línea, opina que «aquellos escritores que, en sus libros, dan toda tipo de detalles que tal vez no son ni necesarios o incluso excesivos, le restan valor literario a sus obras».

El escritor reconoce que se siente cómodo escribiendo novelas cortas. «Me gusta comparar el proceso de escritura con el atletismo. Hay corredores de maratones, otros de media distancia y otros de 100 metros lisos. Si yo fuera atleta y escribir fuera una prueba atlética estaría entre los corredores de media distancia porque es donde el oxígeno me llega bien a los pulmones, ya que si tuviera que ir más rápido o más lento me ahogaría».

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