Cuando en Tarragona se vendían entradas para Pink Floyd

 Una muestra recopila, en Madrid, las cinco décadas de historia del icónico grupo británico a través de más de 350 objetos

28 agosto 2019 10:40 | Actualizado a 28 agosto 2019 15:18
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Un cartel original del concierto que Pink Floyd ofreció en el Estadi Olímpic de Barcelona el 27 de julio de 1994 recuerda que las entradas se podían comprar en la recientemente desaparecida tienda Arsis de Tarragona y en Don Disco de Cambrils. Este trozo de papel tan codiciado por los nostálgicos está enmarcado en una de las salas de la exposición sobre el grupo británico que se puede visitar hasta el 15 de septiembre en Madrid (IFEMA). Se trata de un viaje audiovisual a través de los 50 años de esta emblemática banda de rock, que incluye más de 350 objetos supervisados por su batería, Nick Mason, el único músico que participó en todos los álbumes de la formación.

Pink Floyd ha producido parte del imaginario más icónico de la música popular: un cerdo volando sobre la central eléctrica de Battersea, el prisma de The Dark Side of the Moon, las vacas y los martillos desfilando o los gigantescos profesores hinchables. Su visión fue plasmada por mentes tan creativas como las del surrealista moderno y colaborador de largo recorrido Storm Thorgerson, el ilustrador satírico Gerald Scarfe o el pionero de la iluminación psicodélica Peter Wynne-Wilson. Algunas de estas representativas figuras están presentes en esta antología.

La narrativa de la exposición, titulada 'The Pink Floyd Exhibition' y planteada en orden cronológico, se ve reforzada por la música y las voces de los miembros pasados y presentes de la banda, como David Gilmour, Nick Mason, Roger Waters y Richard Wright. El recorrido se acompaña de un sistema de audio por auriculares que se activa cuando el visitante se aproxima a cada estación de la muestra. Tampoco se olvida del papel que jugó Syd Barret, su primer vocalista principal, que salió del grupo en 1968 perjudicado por el consumo de drogas como LSD.

Entre lo expuesto hay canciones manuscritas, cartas, diseños originales, elementos escénicos e instrumentos musicales como las guitarras Fender Custom Telecaster con las que David Gilmour grabó Animals (1977) o el juego de batería Hokusai Wave de Mason, ilustrada con espumosas olas. Como abanderados de la experimentación musical, también puede verse la guitarra de 12 cuerdas Ovation que Roger Waters tocó en la gira de The Wall (1979), con la parte de atrás más redondeada para proporcionarles mayor resonancia y un tono más nítido, o el Azimuth Coordinator, dispositivo que empleaba Richard Wright para balancear el sonido en directo a través de un joystick.

Incluso es posible asomarse a piezas tan poco convencionales como la vara que utilizaba el director de la Cambridge and County High Schooll for Boys para azotar a sus alumnos, entre ellos el propio Waters, y un libro de castigos con fechas y motivos de las palizas.

El arte es otra constante de este itinerario: destacan imágenes de portadas llamativas, como el apretón de manos llameante de Wish you were here (1975), o una pintura original de Barret.

Madrid es la cuarta ciudad que acoge esta muestra. Antes pasó por Londres, Roma y Dortmund.

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