De la casta a la mafia del canapé

Podemos denuncia la existencia de "una red de influencias que se crea en torno a cargos judiciales, políticos y empresariales"

19 mayo 2017 16:04 | Actualizado a 21 mayo 2017 14:11
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Con las alusiones a la casta ya amortizadas y liquidado el adversario interno ‘errejonista’, la renovada dirección de Podemos se ha sacado de la chistera un nuevo enemigo número uno. Se llama «la mafia del canapé» y se trata, según definición de Irene Montero, «de una red de influencias y de complacencia que se crea en torno a ciertos cargos judiciales, normalmente formando parte de la cúpula judicial, con el efecto de acercarla al poder empresarial y al poder político a través de actos de canapé, como los palcos de los partidos de fútbol, comidas en restaurantes elegantes o recepciones».

La portavoz de la formación presentó ayer en sociedad esta especie de gobierno en la sombra. Lo hizo por medio de una pregunta al ministro de Justicia durante la sesión de control en el Congreso: «¿Le consta la existencia de la mafia del canapé?». Rafael Catalá conocía de antemano sobre lo que se le iba a cuestionar, pero no por ello dejó de declararse sorprendido. «Yo sé que ustedes son muy expertos e incluso les halago la capacidad creativa al hablar de la casta y del régimen, pero yo no sé lo que es la mafia del canapé», respondió el titular de Justicia.

Ante el desconocimiento, Montero puso nombres y apellidos a algunos de los integrantes de susodicha la mafia del canapé, entre lo que se encuentran «algunos expresidentes o exministros» así como «destacados empresarios que mandan en este país en lugar del Parlamento». Según la portavoz de Podemos, una de las ramas de esta trama es la ‘casa Aznar’. «Según llega al Gobierno, Villalonga a Telefónica, Alierta a Tabacalera, Martín Villa, el de la matanza de Atocha, a Endesa, además de los vínculos de Aznar con Fainé de La Caixa y del proceso de concentración bancaria y de las constructoras, y le sonará también Francisco González en Argentaria y Blesa en Caja Madrid», espetó la diputada al ministro de una tacada.

La de Montero fue una intervención que dejó claro que, con ella en la portavocía en lugar de Iñigo Errejón, el tono en Podemos se ha endurecido y el primigenio discurso contra «los poderosos» ha regresado con toda su fuerza.

Independencia judicial

Catalá, cuyo departamento está inmerso en la polémica por su supuesta intromisión en las decisiones de la Fiscalía General del Estado, respondió a su vez con una encendida defensa de la independencia judicial. «Es curioso cómo a ustedes cuando les va bien, cuando tienen sentencias a su favor y, sin embargo, cuando no les va tan bien les parece que es parcial, que no somos iguales ante la ley y que no hay democracia en España», contraatacó. Frente a la pretendida mafia del canapé censuró «el trabajo en negro en la Seguridad Social o la especulación con la vivienda pública», dos dardos lanzados directamente contra Pablo Echenique y el senador Ramón Espinar.

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