El 40% de las maltratadas de más de 65 años sufrió cuatro décadas de agresiones

Un tercio soportó golpes, vejaciones y violaciones por miedo a que su marido la matase. Otro tercio por sus hijos, y el otro por la presión social

20 diciembre 2019 08:50 | Actualizado a 20 diciembre 2019 09:05
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Cruz Roja y la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género dieron ayer a conocer un informe que saca a luz la terrible realidad de las víctimas del maltrato machista de más de 65 años, un colectivo en el que esta lacra está mucho más extendida y desde hace muchos más años que entre el resto de generaciones de mujeres.

El estudio, realizado a través de la encuesta a 245 usuarias del servicio de teleasistencia a maltratadas, con una edad media de 69 años, retrata unas víctimas invisibilizadas y amordazadas durante décadas por una sociedad patriarcal, en su mayoría del área rural o de pequeñas ciudades, paralizadas por el miedo, sufridoras de todos los tipos posibles de violencia machista, y en la actualidad con múltiples secuelas en su salud y, en su mayoría, en situaciones próximas a la pobreza.

Casi la mitad de las encuestadas, el 40%, desveló que, hasta que en los últimos años dieron el paso de denunciar a su agresor -la gran mayoría de las veces el propio marido- y de alejarlo de su vida, habían soportado toda clase de violencia machista y de vejaciones durante más de cuatro décadas. Otro 27% padeció el maltrato habitual entre 20 y 30 años, con lo que siete de cada diez al menos fueron agredidas durante dos décadas antes de atreverse a pedir ayuda o a gritar basta.

La mitad de las maltratadas soportó violencia física, sexual, psicológica y económica

Las razones que les llevaron a soportar estas vidas infernales, que el 20% nunca reveló a nadie de su entorno, fueron fundamentalmente tres. En un tercio de los casos, las paralizó el miedo a que su marido las matase si lo denunciaban. Otro terció calló por el bien de sus hijos, un 70% de los cuales presenció las agresiones a la madre en alguna ocasión e incluso fue víctima de la violencia paterna en un 30% de los casos, con golpes, insultos, menosprecios o intimidaciones. Al tercio restante ni se le ocurrió pedir justicia -el 13% comprobó que no se admitían denuncias por este motivo- a una sociedad que aceptaba esta lacra machista como algo normal.

La mitad de las maltratadas confiesa que soportó todas las violencias machistas posibles -física, sexual, psicológica y económica- por un agresor que la ignoraba y trataba con indiferencia, al tiempo que la sometía a controles y mecanismos de aislamiento.

El grado de violencia física descrita y soportada es brutal. El 78% sufrió empujones y zarandeos, el 75% tortazos, el 63% recibió puñetazos y golpes con objetos contundentes, el 50% aguantó patadas y que la arrastrasen por el suelo, el 44% fue amenazada de muerte con pistolas, escopetas o cuchillos, y el 30% sufrió intentos de asfixia o que quisiesen incinerarla. Dos tercios padecieron como consecuencia cortes y hematomas.

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