El 77% de los maltratadores también vejan a sus hijos

Las chicas que han vivido ataques contra sus madres tienen el triple de riesgo de sufrir abusos y violencia machista desde la adolescencia, según el estudio ‘Menores y Violencia de Género’

02 octubre 2020 10:10 | Actualizado a 02 octubre 2020 10:36
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Los adolescentes que ven a menudo que su madre es humillada o golpeada por su padre o su pareja son a su vez casi siempre víctimas directas de la misma violencia de género y corren un riesgo muy superior al del resto de jóvenes de sufrir vejaciones y agresiones en sus propias relaciones sentimentales, en el caso de las chicas, y de ejercer esta violencia machista con su pareja, en el caso de los chicos.

Así lo detecta el estudio ‘Menores y Violencia de Género’, que cuenta con los testimonios de 10.465 estudiantes de 14 a 18 años de 304 institutos de todo el país. El trabajo, presentado por la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, está dirigido por María José Díaz-Aguado, de la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense.

El primer dato que aporta es que la violencia de género y su conocimiento por los hijos es mucho más frecuente de lo que se puede pensar. El 24,7% de chicos asegura haber visto que su madre ha sido sometida a vejaciones o agresiones por su pareja (su padre en el 70% de las ocasiones).

El segundo elemento relevante es que estos jóvenes no solo padecen al ver la violencia machista que sufre su madre sino que, en la gran mayoría de los casos, ellos mismos se convierten en víctimas directas del agresor. El 77% de los maltratadores repiten las vejaciones y agresiones a su pareja en sus hijos. Como en el caso de las madres, la más habitual es la violencia psicológica, el control abusivo, el aislamiento familiar y social, el ambiente de miedo o el pisotear la autoestima, pero también relatan haber sufrido agresiones físicas de sus progenitores el 8,6% de los adolescentes.

La tercera gran conclusión del estudio es que «haber vivido la violencia de género contra la madre incrementa el riesgo de vivir otras formas de violencia contra la mujer», de que los abusos y el maltrato se reproduzcan en la siguiente generación. Aporta un dato terrible como es el que las alumnas que han vivido casos graves y reiterados de violencia de género contra su madre tienen el triple de riesgo de sufrir abusos sexuales durante la infancia y la adolescencia que las que gozan de una convivencia familiar saludable.

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