‘El Chicle’ debió hacer dos intentos para hundir en el pozo a Diana Quer

Del testimonio de los agentes se deduce que el acusado tenía planeado dejar allí el cuerpo

19 noviembre 2019 08:50 | Actualizado a 19 noviembre 2019 17:45
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José Enrique Abuín Gey, alias ‘El Chicle’, pudo haber fallado en su primer intento de hundir con lastres a Diana Quer en el pozo en el que se localizó su cuerpo, según el testimonio de un agente de criminalística en la quinta sesión de la vista oral, en la que se exhibió un cable enclenque, que sería el inicial, y otro más robusto y con dos asas, unido a dos bloques de cerámica, con el que lo consiguió.

Este segundo cable sí habría permitido tener el control sobre el peso de los dos bloques para soltarlos en el pozo cilíndrico de la antigua fábrica de gaseosas en Asados, Rianxo, donde fue encontrado el cuerpo tras la declaración de ‘El Chicle’ el 31 de diciembre de 2017 ante los investigadores.

«Nos sorprendió la actitud fría del acusado hablando de las medidas de la nave», declaró el primero de los comparecientes, y su compañero, de la misma unidad, añadió que ‘El Chicle’ se adelantó incluso a las mediciones efectuadas por ellos, hasta el punto de llegar a decirles las dimensiones que tenía ese local en venta en el que había trabajado.

Desde el inicio del testimonio de los agentes se dedujo que ‘El Chicle’ había planeado arrojar a Diana allí, y que para ello tuvo que hacer presumiblemente dos intentos a fin de que quedase en el fondo. De hecho, el cadáver completamente desnudo se localizó con dos bloques cerámicos anudados por un cable cuyas características no se corresponden con los amarres hallados en el edificio. Así apuntó que se intervinieron cuatro bloques cerámicos anudados, con características compatibles con dos posibles lastramientos.

En el fondo se localizaron dos bloques de material cerámico unidos por un cable de electricidad con el que el cuerpo de Diana pudo ser contrapesado una primera vez. Y este sí puede ser compatible con algún cable de los situados en la nave de Asados.

Repitió la operación

Sin embargo, el cuerpo apareció lastrado con otros dos bloques de similares características pero con otro cable de una red de datos y que no coincide con ninguno de los que se requisaron y que, además, estaba «cortado», con algún objeto. Y cerca del pozo, apareció, según el testigo, un cuchillo que pudo haberse empleado.

Asimismo, en la antigua fábrica de gaseosas donde se halla el pozo había un cable correspondiente a una red de datos pero que no presentaba «correlación directa» con el del pozo, ya que hay diferencias en la numeración de los mismos.

Los bloques que lastraban el cuerpo de Diana, relató el agente, presentaban también una unión «llamativa», un «nudo que no es muy común» y que tenía como finalidad poder controlar los bloques antes de dejarlos caer al fondo del agujero.

El agente aseguró que se encontraron dos bridas, una en el fondo del pozo y otra anudada en el pelo de la joven, y consideró «muy poco probable» que esta última se enredase de forma accidental. Igualmente, se hallaron trozos de otras bridas.

Durante la prueba testifical, el agente dio cuenta de la mala visibilidad existente en la nave, que dificultaría desplazarse por la misma y bajar, sin luz, los mencionados escalones hacia el sótano en el que se encontraba ese agujero donde se arrojó el cuerpo de Diana.

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