El botones que corrompió al PP

El jefe de ´Gürtel´, Francisco Correa, creó en los noventa un entramado societario para servir al partido que acabó en una red masiva de sobornos

19 mayo 2017 17:58 | Actualizado a 21 mayo 2017 15:20
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En los estertores del franquismo un chaval de 14 años convivió con ejecutivos trajeados y turistas que paraban en un hotel de la Plaza Callao de Madrid. Nacido en Casablanca (Marruecos) en 1955, ‘Paquito’ era un espabilado botones apadrinado por Inés Fierros, una empresaria que años después volvería a cruzarse en su camino como apoderada de sus fondos ocultos en Suiza.

Entre moqueta y maletas, este adolescente de una familia humilde que se instaló en los sesenta en el popular barrio de Carabanchel comenzó a forjar su alma emprendedora. Dominaba perfectamente el francés por su infancia marroquí, circunstancia que le abrió otras puertas en el pujante sector del turismo. Así comenzó Francisco Correa su transformación de ‘Paquito’ a ‘Don Vito’. El botones que llevó la corrupción al Partido Popular hasta la misma sede nacional de la calle Génova número 13 de Madrid.

Desde este martes, el cabecilla del ‘Gürtel’, los trabajadores de su grupo empresarial, dos extesoreros nacionales del PP, un exviceconsejero regional, dos exalcaldes, varios antiguos ediles, constructores y hasta una exministra, responsable civil por lucrarse con la red, se sentarán en el banquillo de la Audiencia Nacional acusados de hasta una docena de delitos de corrupción.

Son 37 acusados (otros dos fallecieron y al extesorero Alvaro Lapuerta le archivaron la causa por demencia) cuya petición de penas suman 446 años de cárcel y multas de 822 millones de euros. La vista oral escrutará las actividades de la primera época de la trama, de 1999 a 2005, coincidiendo con las mayorías absolutas de los gobiernos de José María Aznar y de Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid.

Drama familiar

La evolución laboral de Correa explica los orígenes de la trama. Tras su aprendizaje como botones pasó a una sucursal de viajes, después trabajó en Francia y a su regreso continúo en otra agencia turística. En uno de los desplazamientos a Mallorca conoció a su primera mujer, María Antonia. Ella tenía 16 años y disfrutaba de un viaje de estudios. Tuvieron un hijo que nació enfermo de fibrosis quística y que moriría a los 13 años, en 1996.

A principios de 2009, con Correa preso tras estallar el caso, María Antonia, en una carta en ‘El Mundo’, criticó a su exmarido por no ocuparse «ni un segundo» de su hijo y reveló que «no dudó» en aceptar el importe de la mitad de la casa donde vivían.

De forma paralela a este trance familiar se empezó a gestar la figura de ‘Don Vito’. En 1991 comenzó a desplegar su actividad empresarial. La primera mercantil se llamó FCS (Formación, Comunicación y Servicios). En julio de 1994 crea Pasadena Viajes, que actúa como mayorista y minorista de turismo, y tres meses después funda Special Events, que a partir de 2000, con la red ya metida en el PP, fijó su domicilio en la noble calle Serrano de Madrid. Su objeto social era la organización de exhibiciones, congresos y consultoría de publicidad. En febrero de 1999 culmina su estructura con la mercantil tecnológica TCM.

Los peones de Correa

Al frente de este conglomerado enfocado ‘ex profeso’ a dar servicios al PP Correa situó a peones de confianza, tratando de ocultar su presencia. También se dotó de sociedades patrimoniales dedicadas a la compraventa de inmuebles y creó mercantiles en el exterior situando como administradores a los imputados Luis de Miguel (arquitecto fiscal), José Luis Izquierdo (contable), Pablo Crespo (ejecutor) y Carmen Rodríguez, su segunda mujer, con la que se casó en Marbella en 1997 y tiene una hija. El entramado llegó a sumar 27 empresas.

La figura de Pablo Crespo es capital para explicar el desembarco de Correa en Génova 13. Su primer trabajo fue la preparación y ejecución de las elecciones gallegas de 1999, cuando el que sería su ‘número dos’ en la trama era secretario de organización autonómico con Manuel Fraga. Después llegaron otras campañas nacionales en 2000, 2003 y 2004, gracias a su amistad con los jefes nacionales de las áreas electoral, tesorería y gerencia y organización. Sus nombres son conocidos: Luis Bárcenas, Jesús Sepúlveda (exalcalde de Pozuelo y exmarido de Ana Mato) y Jesús Merino (exdiputado y exconsejero de la Junta de Castilla y León). Mientras que a nivel regional captó a Alberto López Viejo, que entre 1999 y 2009 fue concejal en el Ayuntamiento de Madrid y viceconsejero en la Comunidad.

Influencia clave

Esta influencia resulta determinante para que las empresas de Correa se hagan de forma irregular con adjudicaciones públicas. A cambio, sus intermediarios políticos y los funcionarios corrompidos recibían dinero, regalos de lujo, vehículos y otros objetos.

También llegaron a participar en negocios conjuntos a través de sociedades pantalla, mediante las cuales cobraban las comisiones que les entregaban las constructoras adjudicatarias. «Yo a Barcenas le he llevado a Génova y a su casa 1.000 millones de pesetas», llegó a revelar Correa en una conversación telefónica intervenida.

Solo durante la etapa de Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid se trocearon 657 contratos valorados en 8,7 millones a favor de cuatro empresas vinculadas a la red ‘Gürtel’, con los que obtuvieron 4,9 millones.

Pero tras perder el PP el gobierno en marzo de 2004 se produjeron cambios internos. Uno fue desvincularse de las empresas de Correa, si bien éste continuaría relacionándose con determinados cargos populares, al tiempo que se adaptó a la nueva coyuntura con el traslado de su actividad a Valencia, donde su delegado Alvaro Pérez, ‘el Bigotes’, tenía buena relación con administraciones populares. Pero este es otro capítulo que se investiga en otras causas.

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