El camionero asesino de Niza tuvo cómplices

Se fotografió con militares y ciudadanos franceses pocas horas antes en el mismo lugar del atentado. Bouhlel, de 31 años, lo había preparado todo minuciosamente

19 mayo 2017 18:43 | Actualizado a 21 mayo 2017 17:05
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El autor del atentado de Niza, que el jueves causó 84 muertos y más de 300 heridos, tuvo cómplices para cometer la matanza, reivindicada por el autoproclamado Estado Islámico, que preparó minuciosamente los días anteriores en el lugar de los hechos al volante del camión con el que embistió a la multitud en la noche del 14 de Julio, fiesta nacional francesa. Por la tarde se hizo varios selfis con militares y ciudadanos franceses en el paseo marítimo donde iba a consumar su proyecto criminal que envió a su familia en Túnez. En los hospitales siguen ingresados 85 heridos, de los que 29 están en reanimación y 18, incluido un niño, se debaten entre la vida y la muerte.

Mohamed Lahouaiej Bouhlel, tunecino de 31 años con permiso de residencia en Francia, no era un ‘lobo solitario’ de la guerra santa ya que contó con complicidades logísticas para llevar a cabo su plan criminal. Poco antes de irrumpir con un camión frigorífico de 19 toneladas entre los miles de espectadores que habían asistido a una exhibición de fuegos artificiales envió un mensaje telefónico en el que se congratulaba de haber conseguido una pistola del calibre 7,65 y se refería al suministro de otras armas.

‘Tráeme armas’

«Tráeme además otras cinco armas», decía el SMS transmitido desde el teléfono móvil descubierto junto a su cadáver tras ser abatido a tiros por tres policías en el paseo marítimo de la capital de la Costa Azul. El texto fue enviado a las 22.26 horas, veinte minutos antes del inicio del ataque, a una de las siete personas de su entorno que permanecen detenidas para esclarecer su eventual grado de implicación en los hechos. El destinatario, de 22 años, negó en los interrogatorios haber brindado apoyo logístico.

En la jornada de ayer se practicaron tres detenciones. En uno de los registros domiciliarios, la policía se incautó de 2.600 euros en metálico, once teléfonos y 200 gramos de cocaína. Los investigadores analizan otro SMS en el que el camionero asesino comunicaba que ya tenía «material».

‘Sonriente y muy feliz’

Su hermano Jabeur declaró que hacia las cuatro de la tarde del día del atentado había telefoneado a sus familiares en Túnez y les había enviado fotos suyas rodeado de mucha gente en las que aparece «sonriente, muy feliz y contento». «Dijo que estaba en Niza con sus amigos europeos para celebrar la fiesta nacional», reveló. Entre las imágenes hay selfis con soldados y ciudadanos franceses en el paseo marítimo por el que a la noche atropelló a centenares de personas.

Mohamed llamó varias veces durante las últimas semanas a su familia en Msaken, ciudad de 100.000 habitantes situada a 120 kilómetros de la capital tunecina en la que nació el 31 de enero de 1985. «Nos envió pequeñas sumas de dinero recientemente, a veces de 300 o 400 euros, y teléfonos móviles», dijo un pariente. En las vísperas del atentado regularizó el seguro escolar de sus hijos, vació su cuenta bancaria y vendió su coche.

Reservado desde el 4 de julio, el camión de la muerte fue alquilado el lunes por en una agencia de Saint Laurent du Var, localidad cercana a Niza, mediante el permiso auténtico para conducir vehículos pesados de Bouhlel, transportista de profesión. Se hizo una foto al volante en un momento no precisado y la envió por SMS. Las cámaras de vigilancia de la ciudad le grabaron el martes y el miércoles al volante del trailer en desplazamientos de reconocimiento por el paseo de los ingleses en los que se fijaba con atención en ciertos detalles del que iba a ser escenario de su plan criminal.

Más radical

Tanto uno de los miembros de su entorno que está detenido como su exmujer han explicado que en los últimos tiempos había cambiado: se dejó crecer la barba, dejó de beber alcohol y defendía tesis extremistas. Eso permitió decir al ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, que tuvo una «rápida radicalización».

La investigación espera establecer el vínculo que le llevó a pasar de ser un ciudadano de origen musulmán pero no practicante a un soldado del yihadismo.

Entre tanto, Niza recupera paulatinamente la normalidad, sumergida en la rutina de una ciudad turística. La playa situada frente al paseo de los Ingleses tiene de nuevo bañistas, mientras en el escenario de la tragedia, donde persisten aún los restos sangrientos, siguen llegando personas a recordar a las víctimas.

Una misa reunió ayer en la catedral a miles de ciudadanos, muchos de ellos no católicos, en un oficio convertido en un homenaje.

En los hospitales siguen internados 85 heridos, entre ellos 29 en reanimación, 18 de los cuales entre la vida y la muerte.

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