El dolor por la muerte de Chacón une a la familia socialista

El expresidente González llama a la unidad y a discutir 'de las cosas importantes'. Sánchez, Díaz y López acuden a despedir a Chacón en Ferraz pero no coinciden en el velatorio

19 mayo 2017 15:41 | Actualizado a 19 mayo 2017 15:41
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«Diría algo para todos los compañeros: una noticia como esta nos debería llevar a discutir de las cosas importantes», dijo Felipe González ayer a su paso por la capilla ardiente de la exministra Carme Chacón. La inesperada muerte de la política catalana, a los 46 años, abrió un exiguo paréntesis de 24 horas en la refriega política.

Sería falaz decir que a todo el mundo le caía bien Chacón. En 2012 batalló contra Alfredo Pérez Rubalcaba por la secretaría general del PSOE. Perdió por 22 votos. El partido quedó divivido en dos.

Hace tiempo que el PSOE se convirtió en un partido en que las filias y las fobias personales lo condicionan todo. Y sólo ahora, ante la amenaza de Pedro Sánchez, muchos de quienes la respaldaron y muchos de los que la combatieron han unido sus fuerzas en un mismo equipo. Unas heridas han dado paso a otras.

La fractura ha llegado a tal extremo que aunque Susana Díaz, Pedro Sánchez y Patxi López coincidieron ayer en la sede federal del PSOE, donde se instaló el velatorio, y ni siquiera se cruzaron. Sí lo hicieron Sánchez y López. Pero no la presidenta andaluza, que fue la que más tiempo pasó despidiendo y llorando a su «amiga». Llegó antes de las 14.30 horas y no salió hasta cuatro horas después. Pero cuando Sánchez apareció en torno a las 18 horas, rodeado de todo su equipo (gesto también cuestionado), ella se encontraba en la cuarta planta junto a familiares, amigos íntimos y exministros, y no en sala Ramón Rubia situada en el sótano, donde se situó el féretro. Eso evitó la foto de un saludo que los afines al exsecretario general aseguran haber estado dispuestos a ofrecer para «simbolizar la unión». El exlehendakari sí lanzó un mensaje de unidad. «Lo que vemos hoy aquí lo dice todo, hoy los socialistas lloramos juntos», afirmó López.

Díaz compareció después con ojos llorosos. Ella apoyó a Chacón en 2012. Y Chacón, que hace justo un año se apartó de la primera línea política pero seguía muy vinculada al partido, la respaldó a ella el pasado 26 de marzo en el acto de lanzamiento de su candidatura a la secretaría general. «He tenido la fortuna de tener su amistad y de que esté a mi lado en momentos difíciles y en momentos bonitos», dijo.


Boxeo
La repentina muerte de Chacón, que acarreaba sin darle importancia una enfermedad cardiaca congénita (incluso había empezado a practicar boxeo) sí sirvió, en todo caso, para que por unas horas políticos de distinto signo aparcaran sus diferencias. Porque por Ferraz no sólo pasaron sus más cercanos –un desolado José Luis Rodríguez Zapatero que recordó su «capitán, mande firmes» y prometió eso, permanecer firme «en los valores que ella defendió»; un destruido Ximo Puig, presidente de la Comunidad Valenciana, o un sereno José María Barreda, expresidente de Castilla La Mancha, el más íntimo, en todo momento pendiente de su exmarido, Miguel Barroso–. También lo hicieron miembros del Gobierno del PP y de la Generalitat.

Porque Chacón, exvicepresidenta de la Mesa del Congreso, exministra de Vivienda y primera mujer en mandar sobre las Fuerzas Armadas, se dejó muchos pelos en la gatera socialista, pero la mayoría le reconocía la valía profesional, el tesón y la capacidad de trabajo. Y también un talante dialogante. La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, no ocultó su emoción. Ambas pertenecían a la misma generación y durante un tiempo, cuando aún eran jóvenes políticas, coincidieron en las tertulias de Antena 3 cada miércoles. «Nos zurrábamos de lo lindo, pero luego teníamos muy buena relación; nos abrió la puerta a algunas en algunos temas que normalizó», recordó.

Eso mismo elogió la secretaria general del PP y actual ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal: «Luchó por lo que creía, defendió lo que consideraba justo y hay que reconocer a las personas así».

También el conseller de Territori de la Generalitat, Josep Rull, del PDeCAT, reconoció su trabajo, pese a estar en las antípodas ideológicas. Porque Chacón era beligerante contra la independencia y eso llegó a distanciarle en algunos momentos incluso del PSC. «Cuando muere un servidor público honesto y serio como ella lo fue, merece todo el reconocimiento del país, en este caso, de Catalunya y –añadió– del conjunto del Estado español».

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