'El periodismo militante es propaganda'

Entrevista a Wifredo Espina, periodista

19 mayo 2017 20:24 | Actualizado a 21 mayo 2017 21:24
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Comenzó en el periodismo de comarcas. Director de Ausona y Crítica. Su columna Cada cual con su opinión en El Correo Catalán, del que fue subdirector, hizo temblar a Manuel Fraga. Fue elegido ‘Periodista español del año’. Publica ‘Quan volien silenciar-me. Memòries d’un periodista inconformista’ (Pagès editors).

 

- Señor Espina, ¿quiénes quisieron silenciarle?

- Sin dramatizar. Pero demasiados y demasiadas veces. Ya es historia...

 

- ¿Cuándo quisieron silenciarle?

- Cuando, a los veinte años, me expulsaron políticamente del diario Ausona, de Vic. Cuando, años después, me amenazaban grupos de Fuerza Nueva, de Falange, de seguidores de Cristo Rey, por mis artículos en El Correo Catalán. Cuando el ministro Fraga me dijo en su despacho: «Yo puedo silenciarle», y a la empresa: «hay que desespinizar El Correo». Cuando llamaban a mis familiares: «le cortaremos las piernas», «su vida corre peligro». Cuando un accionista del diario, que disentía de mis opiniones, me advirtió: «recuerde que usted tiene esposa e hijos». En fin...

 

- Quien tenía una obsesión con usted fue el por entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga.

- Sí. Un modesto artículo mío sobre la canción Se’n va anar de la cantautora Salomé hizo saltar las alarmas. Para ganar audiencia, Salomé decidió cantarla en castellano y no me gustó, perdía su frescura. Lo critiqué y se interpretó como un desprecio al castellano y a España. Fraga llamó a mi director Andreu Roselló: «¡mañana a las diez, Espina en mi despacho, en Madrid!».

 

- No se andaban con chiquitas.

- Fui, y tuve bronca: «yo le puedo silenciar. Con la unidad de España no se juega» -Desde la periferia vemos las cosas distintas- comenté. «Yo también soy de la periferia, de Vilalba». Regresé a Barcelona y estuve un tiempo sin publicar nada. Pese a todo, corrió un malévolo rumor de que había un «pacto secreto» entre Fraga y yo para dar cierta impresión de libertad de prensa. ¡Qué le vamos a hacer!

 

- ¿Qué presiones percibe como más perversas, las de la política o las de la economía?

-Las de la política son más descaradas; las económicas más sutiles. Todas son perversas. La independencia es la esencia del periodismo. ¡Aun no es posible! Hay que encontrar nuevas fórmulas, como se ensayan en algunos países, sin demasiado éxito. Cada periodista debe ganarse a pulso su grado de independencia, con su rigor, seriedad, distanciamiento de todos los poderes, incluso de sus propios intereses personales. Nada fácil, claro.

 

- Usted siempre ha hecho bandera de su independencia periodística. Sin embargo se le ha ‘acusado’ de ser el «preceptor político de Jordi Pujol».

- Siempre he intentado ser independiente, y creo que bastante he conseguido. Lo de ‘preceptor político de Jordi Pujol’ lo dice en su libro Jaque al Virrey, Juan Josep Novoa, el último administrador único del final de El Correo. Un libro interesante, por su mucha información, pero poco riguroso. Creo que lo dice de buena fe, porque mis contactos con Pujol venían de antes de su fatal entrada en la empresa de El Correo, y antes de ser President. Hablábamos de muchas cosas, como hacía con otros personajes que han sido muy importantes, incluso ministros... Esto no es ser «preceptor» de nadie.

 

- De hecho ocupó un cargo de responsabilidad institucional en gobiernos de Pujol.

- Fundador y director unos diez años del Centre d’Investigació de la Comunicació, con rango de director general, que en realidad no utilicé casi nunca. Mi labor era de estudio y coordinación de estudios entre expertos y universitarios de aquí y de otros países. Me pusieron en una lista de apoyo a la candidatura de Jordi Pujol e hice retirar mi nombre. Allí «no es feia barretina», era mi lema.

 

- Usted siempre ha tenido fama de rebelde. ¿Cree que ha sido así?

- No sé si rebelde, inconformista sí, en casi todo. Lo llevo en la sangre, pese a mi apariencia de sereno. Me ha acarreado disgustos. Josep M. Huertas escribió, ya en 1968, que «Espina quiere pasar desapercibido físicamente, pero no intelectualmente». Seguramente lo vio mejor que yo mismo. Y Josep Carles Clemente me calificó de Enfant terrible de la prensa española. Exagerado.

 

- Y un poco de mal genio. Una vez lanzó un bote de medicamentos contra una enfermera…

- Un poco de mal genio, quizás sí. Pero me entiendo muy bien con las personas. Lo del bote de medicamentos ocurrió porque me enteré que la enfermera lo había cogido de un hospital público y yo estaba internado, por un grave accidente, en uno de privado. Me irritó y le tiré el bote a la cabeza.

 

- Este carácter indómito, ¿le ha impedido llegar a director de algún gran periódico de Catalunya?

- No lo sé, pero es posible. En un periódico debes estar entre la redacción y la empresa, entre los intereses de los lectores y los económicos, que no siempre coinciden. Además, la gestión no me satisface. Prefiero pensar y escribir sin ningún tipo de cortapisa. Lo dicho: de forma independiente, incluso de uno mismo.

 

- ¿Qué le parece el periodismo militante, en un sentido u otro, de que hacen gala actualmente muchos periódicos?

- ¡Horroroso! El periodista sólo puede ser militante de la libertad. Del servicio al lector, con la máxima objetividad y honradez posibles.

 

- El periodismo, si no es independiente, ¿no es periodismo?

- Es propaganda, más o menos indecentemente camuflada, en prensa u otros medios de comunicación. Abunda demasiado.

 

- Explíqueme alguna interioridad que no se haya atrevido a recoger en sus libros.

- He escrito este libro de memorias -a los 85 años y con 70 de periodismo- como una confesión. No trato de justificar nada, ni de ajustar cuentas con nadie, simplemente de explicar vivencias como las he vivido. ¿Quiere más? ¡Si en este libro desnudo mi alma!

 

- ¿Quiénes son los mejores periodistas que ha conocido? Los que le hayan dejado alguna huella profesional.

- Conocidos personalmente, Josep Pla, Gaziel, Augusto Assia, Manuel Brunet, Tristán la Rosa, Joan Fuster, Néstor Luján, Vázquez Montalbán, Baltasar Porcel, Santos Juliá, González-Ruano, Emilio Romero, Juan Luis Cebrián, Huertas Clavería. Como director, Andreu Roselló, de El Correo Catalán.

 

- Atrévase a dar un consejo a los profesionales que hacen periodismo en Twitter.

- De consejos, nada. Yo inicié el comentario de diez a quince líneas, que fue seguido por otros. En Twitter se pueden decir muchas cosas en 140 caracteres. Ir a la idea, clavarla.

 

- ¿Ha muerto el periodismo y ha nacido otra cosa?

-Hay cambios, no siempre para bien, de forma y de géneros. Han aparecido con fuerza el tertuliano, el presentador, el showman, el animador... No todo es periodismo riguroso, sereno y pensado, más bien improvisado e impactante, mediático. Las redes son un gran fenómeno, ya se intentan controlar. El columnista, el reportero y el entrevistador, en cualquier medio, son insustituibles.

 

- Un último análisis de actualidad. ¿Cree que Catalunya llegará a ser un Estado independiente?

- Me habría gustado encontrarme, al nacer, en una Catalunya independiente y bien estructurada, pero inventarse ahora un procés para llegar a ello me parece disparatado. No creo que se llegue nunca a una plena independencia, no parece posible y los costes para todos podrían ser enormes. Y no hay mayoría social aquí para ello, hay división por la mitad: la heroicidad de un Artur Mas iluminado, que un día se cayó del caballo, como San Pablo, pero él equivocó el camino. Una parte de Catalunya no se puede imponer a la otra parte. Otra cosa es mejorar su situación política y económica. Es como lo veo ahora.

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