El ratón y el gato se odian, se temen, se admiran...

‘Killing Eve’ se ha convertido en una de las grandes sorpresas de la temporada seriéfila. Esta tragicomedia con grandes dosis de thriller de espías es una maravilla de BBC America que aquí emite HBO

02 junio 2018 10:36 | Actualizado a 02 junio 2018 10:46
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Las apariencias a veces engañan. Un ejemplo: si ves en una heladería de Viena a una linda niña comiéndose un rico helado y a una hermosa joven rubia de ojos azules observarla con dulzura piensas, aquí no puede haber nada malo. Pues a lo mejor sí, pero después de ver el comienzo del primera capítulo de Killing Eve seguro que no vas a pensar lo mismo.

 


 


Eve Polastri (Sandra Oh) es una agente del MI5 británico aburrida de su trabajo en la agencia que es más de oficina que lo que ella se esperaba, muy alejado de sus sueños de ser espía.

Eve es inteligente y divertida y muy ingeniosa. Se lleva a las mil maravillas con sus compañeros Bill (David Haig) y Elena (Kirby Howell-Baptiste) pero no tanto con su aburrido jefe Frank Haleton (Darren Boyd).

Pero todo cambia en su vida cuando aparece en escena Carolyn Martens (Fiona Shaw), toda una institución en el mundo de los espías y que acude a la agencia para que le ayuden a resolver una serie de asesinatos.

Nacida para espiar

Eve Polastri comienza a indagar y pronto descubre que el asesino es una mujer. Una asesina a sueldo, una mercenaria fría y calculadora que disfruta con su trabajo como un niño en una feria.

La asesina es Villanelle (Jodie Comer) una mujer de apariencia frágil, dulce y delicada. Nada más lejos de la realidad.
Asesina allá donde le mandan y se recorre media Europa para cumplir con los encargos encomendados, los cuales cumple escrupulosamente.

Los trabajos se los asigna siempre la misma persona, Konstantin (Kim Bodnia) que es el portavoz de un grupo al que denominan ‘Los 12’, una organización que se dedica a eliminar nombres clave de la política y la economía mundial.

Curiosa fascinación

Cuanto más investiga Eve a Villanelle más se obsesiona con atraparla y más subyugada queda con su personalidad. Eve no da el perfil de lo que todos imaginamos que tiene que tener una espía.

Es algo torpe y despistada, pero no nos dejemos engañar, a lo largo de los capítulos demuestra una lucidez a la hora de deducir y descubrir pistas que es digna de admiración.

Perseguidora y perseguida se cruzan en más de una ocasión y con cada encuentro la obsesión se vuelve más y más fuerte. Eve y Villanelle sienten una atracción peligrosa para ambas que acabará llevándolas por unos derroteros del todo inesperados. Es esta interacción la que nos da los mejores momentos de la serie.

Humor negro, pero negro negro

Llegados a este punto me gustaría resaltar el nivel de los diálogos a los que Killing Eve tiene que agradecer gran parte de su éxito.
Ya puede estar hablando Eve con su marido o con su compañero que siempre tendrá una frase ingeniosa y que nos ocasionará más de una sonrisa.

Pero donde llega a niveles soberbios es cuando establece cualquier tipo de diálogo con su perseguida Villanelle. Los niveles de humor negro que alcanzan es todo un disfrute para nuestros oídos.Cualquier situación por dramática que parezca puede terminar con una sonrisa en nuestra boca.

Interpretaciones excelentes

Pero si hay algo que destacar dentro de esta gran serie que ha resultado ser Killing Eve es la interpretación de sus dos mujeres protagonistas.
Sandra Oh y Jodie Comer están espectaculares como Eve Polastri y Villanelle, respectivamente.

Sandra Oh consigue darle el tono justo a su personaje sin caer en lo grotesco. Nos vamos a enamorar de Eve, con sus problemas y obsesiones.

Siempre tiene una frase ocurrente y una actitud despierta y avispada que demuestra que, de nuevo, las apariencias a veces engañan. A duras penas sabe coger una pistola, se bloquea si tiene que vivir una situación de alta tensión y tiembla como un pajarito cada vez que tiene a Villanelle cerca, pero poco a poco lo va superando.

Y nos va a suceder otro tanto con Jodie Comer y su personaje Villanelle. Nos va a parecer increíble la ternura que nos llega a dar una fría asesina a sueldo, que mata sin ningún tipo de remordimiento y que luce un vestido rosa de gasa con botas militares como si de una modelo de alta costura se tratara. Yo quiero el armario de ropa de Villanelle. Si hasta consigue que queramos que se escape en más de una ocasión de su perseguidora...

La fascinación mutua que sienten la una por la otra llega a ser enorme y de ahí surgen escenas realmente surrealistas. Los dos minutos finales del último capítulo son buena prueba de ello. En una palabra, soberbias.

Killing Eve tiene un total de ocho capítulos en su primera temporada y ya ha sido renovada para una segunda. Todo un acierto de HBO. Llevan el síndrome de Estocolmo a otro nivel, de hecho hay que inventar ya otro nombre para su síndrome. Miradla por favor.

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