Encontrar un baño o una ducha, toda una odisea diaria para los camioneros

Áreas de descanso. La crisis sanitaria ha convertido estos equipamientos en un desierto

31 marzo 2020 18:00 | Actualizado a 31 marzo 2020 18:30
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En pleno estado de alarma, los transportistas están sufriendo la limitación de los servicios a los que tienen acceso habitualmente en las áreas de descanso. No sólo encuentran las persianas de bares y restaurantes bajadas, sino también las de lavabos y duchas. «Sólo encuentras máquinas de café barato afuera», explica resignado el camionero David Bladé. Los profesionales subrayan que su trabajo es aún «más fundamental» en esta crisis sanitaria pero dicen estar «indignados» por las condiciones con las que se lleva a cabo.

Las áreas de servicio son estos días un verdadero desierto en muchas autopistas europeas, en comparación con el tráfico habitual con la que conviven los transportistas. Además, los servicios que encuentran son insuficientes. Dos máquinas de venta automática con un stock reducido a café y chocolate caliente es todo el avituallamiento que han encontrado a disposición, en un área de servicio de Francia, dos camioneros que volvían de Burdeos hacia las Terres de l’Ebre.

Los lavabos y las duchas también las están encontrando encerrados en la mayoría de lugares. «Es una situación precaria y una falta de respeto», apunta Bladé.

A pesar de que han aumentado las provisiones propias, y que salen de casa con lo más necesario, se sienten tratados «como animales». Los camioneros insisten en que si no pueden tener acceso a aseos ni duchas no pueden tomar las extremas medidas de higiene que se recomiendan para evitar contagios, sobre todo para no poner en riesgo sus familias. En este sentido, reclaman que se garanticen «unos mínimos» para los trabajadores del transporte, que asumen con «solidaridad», dicen, el riesgo de un trabajo que es esencial.

Los transportistas que hacen viajes nacionales y saben que podrán volver a dormir a casa salen a la carretera con la comida y las provisiones suficientes para pasar el día.

Reponer fuerzas

Unos y otros también deben renunciar a los descansos que se toman habitualmente «para desconectar de la carretera». Parar a comer en un restaurante, por ejemplo, les ayuda a reponer fuerzas y a romper la soledad de la cabina. Ahora, sin embargo, incluso les cuesta encontrar algún lugar donde les sirvan comida fría por ventanilla.

«Estamos acostumbrados a estar tres días sin ducharnos, si es necesario, pero somos humanos y el trabajo está siendo duro, aunque sabemos cuál es la situación», señala el camionero.

Por otra parte, los transportistas valoran positivamente las medidas de protección que se toman hacia ellos. Aseguran que el contacto con otra gente allí donde viajan es ínfimo, y que les facilitan mascarillas y guantes si tienen que bajarse del camión. Esto, sin embargo, pasa cada vez menos porque la carga y la descarga ya se hace, en muchos casos, sin que ellos tengan que moverse del vehículo, por lo que el riesgo se minimiza.

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