«Estoy lavando las mascarillas desechables; si no, me gastaría el sueldo que no tengo»

La obligatoriedad de usar estas protecciones para los mayores de seis años entró ayer en vigor sin mayores incidencias. Las familias numerosas piden ayuda para afrontar el gasto

22 mayo 2020 08:10 | Actualizado a 22 mayo 2020 08:14
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Sus hijas y su mujer ya lo habían intentado varias veces sin éxito, pero no fue hasta ayer, cuando se hizo obligatorio, que Víctor (53 años) se puso mascarilla para salir a la calle. «He sentido mucho calor, pero sobre todo agobio. Se me empañaban las gafas y he llegado con la cara sudada al trabajo. Yo no sé si me acostumbraré. Y ahora vienen los meses de más calor...», se quejaba. También se estrenaba en el uso de estas protecciones Luis (7 años), que razonaba muy serio: «Hay una parte buena y una mala. La buena es que así hay menos contagios, la mala es que dan calor y te aprietan las orejas».

La primera jornada de obligatoriedad del uso de mascarillas en los espacios públicos, abiertos o cerrados, donde no se puede garantizar la distancia de dos metros entre personas, transcurrió ayer sin mayores incidencias, pero con un seguimiento dispar. En las calles más céntricas y estrechas de Tarragona se notaba que el uso de esta protección era más frecuente que en días anteriores, pero igualmente había personas que no la llevaban.

En un recorrido a mediodía la mayoría de los pocos que iban a cara descubierta eran hombres, sobre todo de mediana edad. Así lo comentaban unas madres con sus hijos en la esquina de Higini Anglès: «Es incómodo, pero la gravedad de la situación lo hace necesario. Cualquier cosa con tal de no estar dos meses más encerrados», aseguraban, mientras los niños asentían con la cabeza. Ambos niños iban con mascarillas de adulto a las que les habían hecho un ‘apaño’ para poder adaptarlas a sus caras porque la oferta de mascarillas infantiles es prácticamente inexistente.

Un gasto difícil de asumir

En algunas tiendas, como una de electrodomésticos en Les Gavarres, una vigilante recordaba a la entrada a los compradores que la mascarilla era necesaria. En comercios del centro también impedían entrar sin la protección. Pero, más allá del calor, la principal queja de los usuarios de mascarillas era el precio. Ana, madre de dos niños de cuatro y siete años, a quienes encontramos con mascarillas quirúrgicas a la salida de un supermercado, reconocía que «sé que estas mascarillas son desechables, pero las he estado lavando porque si usamos una cada día vamos a gastarnos lo que no tenemos. Yo me he quedado sin trabajo porque en la casa donde limpiaba también les despidieron», contaba.

Maite, madre de tres hijos, ya había sacado cuentas. Ha comprado un paquete de 10 mascarillas por seis euros en un supermercado. «Es decir, salen a 0,60 cada una; más económicas que en la farmacia, pero aun así, si los cinco necesitamos una mascarilla para salir cada día son 3 euros al día; 90 euros al mes en caso de que las siga encontrando en el supermercado. Una locura».

De hecho, ayer la Federación Española de Familias Numerosas pidió al Gobierno medidas de apoyo ante el gasto «extraordinario» que tendrán que hacer para comprar mascarillas.

La Federación decía haber recogido la preocupación de «miles» de familias con tres o más hijos sobre el coste que representa este material para los hogares porque, aunque el precio se reguló hace semanas para proteger al consumidor, el gasto es «elevado» cuando se necesita comprar a diario mascarillas para cinco o más personas, según explicaban en un comunicado.

Tomando como referencia el precio máximo de las mascarillas higiénicas (96 céntimos), el gasto mensual para un familia con cuatro miembros ronda los 120 euros, cifra que «se dispara» si se trata de familias numerosas, en especial si hay niños pequeños «para los que la oferta disponible en el mercado es escasa y más cara», denunciaban.

El precio y la escasez de tamaños infantiles ha animado también a muchas familias a hacer mascarillas caseras, como confirmaba la dependienta de una mercería. «Desde que abrimos lo que más hemos vendido son gomas para las mascarillas. Nosotros también hacemos y no paramos», explicaba mientras enseñaba una página llena de nombres por ambos lados. «Estos pedidos son solo los de hoy», decía.

Sí que puede haber sanciones

Otra de las dudas de ayer era si se podía ser sancionado por no llevar esta protección. La respuesta es que sí, aunque durante los primeros días las fuerzas de seguridad potenciarán una función pedagógica.

Las faltas leves, las que más se han denunciado hasta ahora por saltarse el confinamiento, se sancionan con multas de los 100 a 600 euros. Las faltas graves ascienden hasta los 30.000 euros y las muy graves a los 600.000, según se recoge en el artículo 39 de la Ley de Seguridad Ciudadana.

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