Europa declara la emergencia climática y medioambiental

Los eurodiputados españoles del PP votan a favor, pero no el grupo popular europeo

29 noviembre 2019 09:00 | Actualizado a 29 noviembre 2019 17:27
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Un total de 429 votos a favor, 225 en contra y 19 abstenciones sustentan la declaración de emergencia climática y medioambiental que ayer alumbró el Parlamento Europeo. Es un toque de atención a los gobernantes –de efecto simbólico más que práctico a medio plazo–, que llega a cuatro días de la Cumbre del Clima de Naciones Unidas (arranca el lunes en Madrid y se celebrará hasta el 13 de diciembre). Y que convierte a Europa en el primer continente que enciende la luz de alarma global y exige la adopción de medidas urgentes para llegar a un escenario neutro en emisiones contaminantes que pare el calentamiento global.

«El hecho de que Europa se haya convertido en el primer gran territorio que declara la situación de emergencia es un fuerte mensaje a los ciudadanos y al mundo entero», dijo Pascal Canfin, el eurodiputado francés integrado en las filas del grupo liberal Renovar Europa, que impulsó la iniciativa. Hasta el momento 1.195 entidades y gobiernos locales en 25 países (454 millones de ciudadanos) han declarado la situación de emergencia. Y entre ellas, varios parlamentos, como los de Escocia, Canadá, Francia, Portugal y Argentina, entre otros.

A punto de naufragar

En la Eurocámara, la propuesta estuvo a punto de naufragar el pasado lunes, durante el debate. Y de hecho ayer no obtuvo el apoyo pleno del principal grupo del hemiciclo, el de los populares europeos (aunque los eurodiputados españoles sí votaron a favor del texto). En el Partido Popular Europeo había discrepancias con el uso del término «emergencia». Se abogó por hablar de «urgencia»; un matiz rechazado por las familias que dieron soporte a la declaración (además de los liberales, los socialistas y los Verdes). Desde los escaños ultraconservadores y euroescépticos, el discurso planeó sobre el negacionismo.

Este llamamiento del Parlamento Europeo se produce tres semanas después de que Donald Trump haya consumado la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París, que supone desde 2015 el primer pacto vinculante para contener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 grados centígrados y que suscribieron en su día 195 países. Pero también pretende marcar el paso a los gobiernos de la UE y a la nueva Comisión Europea de Ursula Von der Leyen. El texto, de hecho, exige al futuro Ejecutivo comunitario que garantice que todas sus propuestas legislativas y presupuestarias «tendrán en cuenta el objetivo de limitar el calentamiento global a un máximo de 1,5 grados».

Los eurodiputados también lanzaron ayer jueves una segunda declaración (esta más específica y orientada a la cumbre de Madrid), en la que se insta a la UE a presentar su estrategia para lograr la neutralidad de las emisiones «tan pronto como sea posible», y, en cualquier caso, con límite en 2050.

También se requirió a Von der Leyen para que comprometa la reducción en un 55% de las emisiones de gases de efecto invernadero en 2030. Este segundo texto obtuvo el respaldo de 430 eurodiputados, frente a los 190 que votaron en contra y 34 abstenciones.

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