Ferrmed lamenta la demora del Corredor y exige que esté operativo en 2017

El lobby empresarial presenta en Barcelona una hoja de ruta para que en 'dos o tres' años los convoyes de mercancías puedan circular de forma regular entre España y Francia

19 mayo 2017 23:39 | Actualizado a 22 mayo 2017 11:32
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El lobby empresarial Ferrmed denuncia la demora en el proyecto del Corredor del Mediterrani. Y no tan solo por culpa del Gobierno español, sino también por el desinterés que está demostrando Francia y que hace que no se estén cumpliendo los plazos para una circulación fluida de mercancías entre ambos países.

Este organismo internacional asegura que el retraso en la ejecución de los proyectos es de más de un año y medio. Por ello, ayer presentó en Barcelona una hoja de ruta para que en un periodo «de dos a tres años» este eje esté operativo. Se trata de actuaciones que van de menos a más y que permitirían que en 2017 pudieran circular los convoyes de mercancías, con ancho internacional, desde Almería a Lyon.

El objetivo inicial es tejer ese patchwork que representa el sistema actual. Sin embargo, esta propuesta tiene como última instancia conseguir el mapa ferroviario que incluyó Bruselas en su Red Transeuropea de Transporte. Es decir, una doble línea exclusivamente para mercancías que recorra de norte a sur todo el litoral mediterráneo. Un ambicioso proyecto que debería estar a mediados de la próxima década y que ahora mismo se ve muy lejos. Así lo aseguraba Joan Amorós, presidente de Ferrmed, quien pedía a los gobiernos francés y español «que se pongan las pilas» para cumplir los plazos señalados.

Ayer mismo, los comisarios europeos que acudieron al acto de Barcelona ya se llevaron el estudio de Ferrmed que, por otro lado, también va a hacer llegar a los ministerios de obras públicas de ambos países.

Problemas de electrificación

Amorós reclamó que una de las prioridades pasa por mejorar el tramo entre Barcelona y Perpiñán. Además de problemas de electrificación, el tramo a partir de la frontera es unidireccional, con algunas zonas con pendientes que obligan a utilizar dos locomotoras y la imposibilidad de que los convoyes hagan más de 750 metros (que es lo que marcan los estándares de Ferrmed).

Amorós también pedía a Fomento que estudie cómo va a resolver la circulación de convoyes en el tramo de Castellbisbal a Martorell. «Diariamente pasan más de 200 trenes de cercanías, ¿cómo van a poner ahora las mercancías por allí?». Un problema que parcialmente está resuelto, recuperando un túnel ahora en desuso, y que en parte estaría detrás de la demora en la instalación del tercer carril hasta Tarragona.

«Hay muchas cosas que no se pueden permitir», decía Amorós, mientras lamentaba que hay contratos de obras entre Vandellòs y Tarragona que tendrán que licitarse de nuevo por los constantes cambios en el proyecto.

Por ello, el presidente de este organismo pedía la creación de un comité internacional de Estado que haga un seguimiento del proyecto y que controle que tira adelante «de forma coordinada». Y, en este sentido, habló también de pensar desde el minuto cero en la gestión que va a hacerse de esta infraestructura.

Se refirió también al respecto el secretari de Mobilitat de la Generalitat, Ricard Font, quien apuntó la necesidad de «superar las fronteras administrativas» para conseguir que definitivamente este anhelado proyecto siga adelante.

A pesar de que para este año ya estaba previsto que el ancho internacional llegara a Valencia, el director general de Infraestructuras y Transporte del Ejecutivo español quiso ver el vaso medio lleno. Pascual Villate apuntó que «lejos de aquellos tiempos en los que el Corredor del Mediterrani era un anhelo, está a punto de convertirse en la locomotora de nuestra economía». Y destacó que durante esta legislatura el Gobierno español habrá invertido unos 4.800 millones de euros en este proyecto. Una cifra que, no obstante, suma las partidas consignadas en los presupuestos, que no significa que sean obras ejecutadas. Y, por otro lado, también incluyen partidas para la línea de alta velocidad entre Madrid y Valencia, que el Gobierno Central también incluye en su particular versión del Corredor del Mediterrani.

Joan Amorós no teme que la falta de compromiso de los gobiernos español y francés pueda traducirse en la posibilidad de que la Comisión Europea retire su apoyo a esta infraestructura.«Bruselas está comprometida, pero los gobiernos tienen que hacer su trabajo antes de 2030», decía. Desde diciembre de 2013 que este eje está en el mapa de la Red Transeuropea de Transporte.

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