Forcadell: «Espero lo mejor 
de la sentencia, pero creo que estoy preparada para lo peor»

Se enfrenta a 17 años de cárcel por rebelión. Su mano derecha, la diputada tarraconense de Esquerra Raquel Sans, se reunió ayer con la expresidenta del Parlament durante dos horas

11 octubre 2019 20:00 | Actualizado a 14 octubre 2019 09:50
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«Espero lo mejor de la sentencia, pero pienso que estoy preparada para lo peor». Es el mensaje que lanzó ayer desde la cárcel de Mas Enric, en El Catllar, la expresidenta del Parlament de Catalunya Carme Forcadell, natural de Xerta. Forcadell se encuentra en prisión provisional desde marzo de 2018. La Fiscalía General del Estado pide para ella 17 años de cárcel por un delito de rebelión y la Abogacía del Estado, diez, por sedición. Según las filtraciones que publicaron ayer ‘El País’ y ‘Ara’ Forcadell sería condenada por este último delito.

La diputada tarraconense de Esquerra Republicana Raquel Sans se reunió durante dos horas con Carme Forcadell y transmitió el mensaje. Sans es la mano derecha de la exdiputada catalana y le lleva la agenda.

Según Sans, pese a la inminencia de la sentencia, Forcadell «estaba como siempre. Con las ideas muy claras». Forcadell insistió, relata Sans, en que «tenemos que hacer una buena campaña (de cara a las elecciones generales del 10 de noviembre). Es muy importante que la gente vaya a votar. Tenemos que dialogar. Hemos de poder hablar. No puede ser que no nos sentemos a la mesa».

Las acusaciones consideran a Forcadell «promotora» de la rebelión porque la Mesa del Parlament que presidía permitió la tramitación de las leyes de desconexión y que se votase la Declaración Unilateral de Independencia (DUI).

Forcadell ha alegado siempre que ella se limitó a permitir que se discutiese la propuesta porque no podía «censurar» la libertad de los diputados y diputadas. Y ha criticado que a ella se le acuse de rebelión o sedición, mientras que sus compañeros y compañeras de la Mesa están imputados por desobediencia. Las decisiones de la Mesa se tomaron de forma colegiada y por mayoría sin que Forcadell ejerciese su voto de calidad de presidenta. De ahí que considere que se le pide una pena mayor «por mi trayectoria política».

La abogada de Carme Forcadell, Olga Arderiu, no quiso valorar ayer las filtraciones de la posible sentencia y explicó que «lógicamente Carme está nerviosa. Entre las especulaciones, la incertidumbre... Ha sufrido mucho este tiempo por su familia y por ella misma, pero es una persona fuerte y con mucha energía. Este tiempo se ha mostrado muy enfocada y centrada en su defensa. Ha participado muy activamente».

Arderiu reiteró que, en caso de una sentencia condenatoria, presentaría un recurso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Según la letrada, el presidente del tribunal que ha juzgado el caso, Manuel Marchena, se mostró correcto en las formas, pero hubo cuestiones procesales «con las que discrepamos, como, por ejemplo, no poder contrastar las declaraciones con los vídeos, cómo se repartieron los turnos de las preguntas, lo que se podía repreguntar o no, las preguntas inadmitidas... No se ha respetado el derecho a la defensa».

Pese a que podría ser condenada a 17 años por permitir un debate parlamentario, Forcadell «se mantiene superfirme en sus convicciones», explica Raquel Sans. «Es una persona supergenerosa. Con todo lo que ha pasado, unos y otros se pueden lanzar reproches, pero veo en Carme un punto brutal de generosidad. Y un gran sentido institucional», dice.

La expresidenta del Parlament organiza cada martes una reunión con las otras presas del módulo para «dinamizar su actividad. Es una líder innata», sigue Sans. Además gestiona un pequeño huerto en la prisión. «Es una válvula de escape. Me dice ‘en casa no regaba ni un planta y aquí llevo un huerto’».

Sans se indigna cuando lee artículos periodísticos que califican la cárcel de Lledoners, donde están encarcelados los otros líderes independentistas, de «hotel de lujo» o cuando los diputados de Ciudadanos insisten una y otra vez en que «son presos con pedigrí», tienen «privilegios» y están internados en «celdas con vistas».

«La privación de libertad es una situación muy dura. 364 días al año tienen las mismas rutinas. Tienen un vis a vis familiar cada quince días. Sólo cada quince días pueden tocar a sus familiares. Que alguien banalice con la privación de libertad es de una inhumanidad que estremece como sociedad. Claro que Forcadell y sus compañeros reciben más visitas porque tienen un componente institucional. Si llevo un sobre a Carme, lo tengo que abrir. Si le doy un libro, lo revisan. ¿De qué estamos hablando? Venga, hombre. Ni un p.. privilegio», sentencia la diputada de ERC.

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