Google-UE: tercer asalto

La Comisión acusa a la multinacional de abuso de posición por limitar a otras webs que emitan anuncios de sus competidores

19 mayo 2017 18:44 | Actualizado a 21 mayo 2017 17:04
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Tercer asalto. Y ahora, la publicidad ‘online’. La Comisión Europea volvió a evidenciar ayer que tiene entre ceja y ceja a Google por sus presunto «abuso de posición dominante» al enviar dos nuevos pliegos de cargos al gigante estadounidense. Uno, relativo al comparador de precios, es una ampliación del expediente abierto en abril de 2015; el segundo y novedoso, se refiere al monopolio en la publicidad ‘online’ que ejerce a través de su plataforma de intermediación ‘AdSense for Search’ y que goza de una cuota del 80%. Bruselas le acusa de impedir que los sitios web de periódicos, operadores de telecomunicaciones o tiendas de comercio electrónico muestren publicidad contextual de sus rivales (aquellos anuncios personalizados vinculados a búsquedas). Google, obviamente, lo niega.

Se trata de dos acusaciones que se unen a la reciente investigación lanzada en abril sobre el sistema operativo móvil Android. Van tres y quizá llegue alguna más. Y por cada una, la sanción puede llegar a ser de hasta el 10% de la facturación anual de la multinacional, que superó los 74.000 millones de dólares en 2015. Eso sí, que nadie espere novedades a corto plazo ya que el pliego del buscador de precios, el más antiguo, fue aprobado por el entonces comisario de Competencia, Joaquín Almunia, en 2010. Sí, hace seis años.

El comisario español ya es historia y ahora, la que lidera la cartera de Competencia con relativa mano de hierro es la danesa Margrethe Vestager, que con su amable sonrisa y tono pausado está demostrando que no le tiembla la mano con Google. «Ha ofrecido muchos productos innovadores que han sido fundamentales en nuestras vidas, pero esto no le da el derecho a denegar a otras empresas la oportunidad de competir e innovar», recalcó ayer en Bruselas durante una comparecencia ‘sorpresa’. Cuando la Comisión anuncia comparecencia urgente de Vestager, todos a temblar.

Pero esto son minucias en comparación con el ‘caso Google’. Respecto al tercer frente abierto, la comisaria mostró su «preocupación de que haya obstaculizado la competencia al limitar la capacidad de sus competidores para mostrar anuncios de búsqueda en sitios web de terceros, lo que suprime el margen de elección de los consumidores y la innovación».

¿Cómo funciona el supuesto monopolio de la publicidad ‘online’? Además de la publicidad contextual que Google inserta en su web, actúa como intermediario con periódicos, operadores de telecomunicaciones o tiendas de comercio electrónico, las cuales incorporan una casilla que permite a los usuarios buscar información.

Cada vez que se realiza una búsqueda, además de los resultados se muestra publicidad relacionada. Si el usuario pulsa uno de estos anuncios, tanto Google como el propietario del sitio cobran una comisión. Y esta fuente de ingresos es una de las principales del gigante americano.

Según la Comisión, hay tres requisitos impuestos por Google que la Comisión ve ilegales. Primero, la «exigencia de exclusividad»; segundo, exige que se muestre una cantidad mínima de su propia publicidad contextual en un buen lugar; y tercero, se reserva el derecho de autorizar publicidades rivales.

El otro pliego de cargos enviado ayer es el referido al comparador de precios ‘Google Shopping’. No es nuevo, sino que es suplementario. Bruselas rebate varias alegaciones presentadas por la compañía ya que Google, por ejemplo, sostiene que los servicios de comparación de precios «no deben considerarse de forma aislada, sino en paralelo a los ofrecidos por plataformas comerciales como Amazon o eBay». El equipo de Vestager, sin embargo, sigue considerando que se trata de «mercados separados» e insiste en remarcar que Google «ha debilitado e incluso marginalizado la competencia ejercida por sus rivales».

Desde la compañía, un portavoz se limitó a señalar que «proporcionaremos una respuesta detallada en las próximas semanas». Eso sí, lejos de entonar el ‘mea culpa’, recordó que «consideramos que nuestras innovaciones y mejoras de productos han aumentado la elección de los consumidores comunitarios y promueven la competencia».

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