Herencia de un patrimonio histórico de ensueño

A lo largo y ancho de la demarcación el paso del tiempo ha dejado su legado con joyas riquísimas y variadas para revivir la historia. Entre sus rincones mágicos encontramos un amplio legado de la antigua época romana de valor incalculable, edificios modernistas influenciados por el propio Gaudí, pinturas rupestres en un gran estado de conservación y pequeñas casitas de piedra seca distribuidas por el campo

23 junio 2020 12:10 | Actualizado a 26 junio 2020 06:51
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Tarragona fue fundada por los Escipiones en los alrededores del 218 antes de Cristo y en poco tiempo fue la capital de la Hispánia Citerior. Descubrir los restos romanos del conjunto arquitectónico paseando por Tarragona y otros rincones cerca de la ciudad permite a los visitantes ser protagonistas de un viaje en el tiempo.

El año 2000 es una fecha importante, ya que fue el 30 de noviembre de este año cuando la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad el conjunto monumental de la Tarraco romana -que integra a Tarragona, Altafulla, Constantí y Roda de Berà- para destacar en el mapa mundial los restos arqueológicos de la época romana.

En Tarragona, se puede disfrutar todavía de algunos de estos elementos, que toman el color de la Costa Daurada por el color de su piedra. Uno de los más identificables es el anfiteatro. Con el paso del tiempo, el que fuera un espacio de espectáculo y juegos fue adaptándose a los diferentes usos y, hoy día, presenta los restos dos estructuras religiosas en sus instalaciones, que se construyeron con el paso de los siglos.

En las afueras, encontramos el Pont del Diable, uno de los acueductos que se alzó para asegurar el subministro de agua potable y que, hoy día, es una de las estructuras de este tipo más bien conservadas de España.

Los restos de la antigua Tarraco también muestran el esplendor de este imperio en localidades como Altafulla, donde se ubica la Vil·la dels Munts, que, como el anfiteatro y el Pont del Diable, data del siglo I dC y muestra cómo vivían los gobernadores provinciales de la Hispania Citerior.

Y hablando de esplendor, la riqueza de los gobernantes de la época romana se transluce también en monumentos como la cúpula de la Vil·la de Centcelles, ubicada en Constantí, que se erigió como monumento funerario y que alberga restos de mosaicos diseminados por toda la superficie de gran calidad técnica, dando forma a un mausoleo que atrae a los visitantes por su arquitectura única.

Un santuario paleolítico de hace 15.000 años

L’Espluga de Francolí cuenta con un santuario paleolítico con más de un centenar de representaciones de arte rupestre figurativo y abstracto, de hace unos 15.000 años, descubierto el pasado mes de febrero. Los grabados se encuentran en la Cova de la Font Major de este municipo de la comarca de la Conca de Barberà.

La mayoría de las representaciones se pueden atribuir, por su estilo, al Paleolítico Superior, y más concretamente al período Magdaleniano, si bien algunas pueden ser ligeramente más antiguas, y otras podrían relacionarse con el neolítico y etapas más recientes, según los investigadores.

El conjunto de grabados, que incluyen símbolos abstractos y representaciones figurativas de animales, se ha documentado con tecnología 3D para posibilitar su estudio científico con las técnicas más avanzadas, asegurar su preservación y generar materiales para la divulgación del nuevo discurso museográfico.

Los conjuntos de arte rupestre conocidos hasta ahora en Catalunya son de época postpaleolítica, unos miles de años más recientes, por lo que los investigadores consideran el descubrimiento como un hito en la historia de la arqueología catalana.

Construcciones de piedra seca, espejo de un caracter rural milenario

La piedra calcárea y la escasa vegetación son algunas de las características del entorno rural de las ribas de la Mediterránea. Y la piedra es la base de las construcciones en distintos de los pueblos de la Costa Daurada. Se trata de edificaciones que tienen un denominador común: la ausencia de material que permita unir las piedras.

¿Y cómo se han hecho? Pues podréis descubrirlo visitando el territorio donde los bancales, los márgenes de despedregar, las barracas de viña o de vuelta configuran un paisaje payés excepcional y que ahora la Unesco ha protegido con la catalogación de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Los agricultores y ganaderos de muchas zonas de Catalunya –entre las que se incluye el Camp de Tarragona– tuvieron que ingeniárselas para poder desarrollar su actividad con los mínimos recursos posibles. Desde el neolítico se empezó a desarrollar la técnica de la piedra seca, que permite levantar construcciones para el ganado o para guardar las herramientas del campo, así como levantar muros que evitaran corrimientos de tierras.

 

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