Javier Moro: «Gaudí se inspiró en la innovación de Guastavino»

Novela. Un libro revive la figura del arquitecto valenciano que triunfó en Nueva York y cuyo hijo buscó sus raíces en Tarragona

31 octubre 2020 09:00 | Actualizado a 31 octubre 2020 09:31
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Hasta ahora, ¿cómo es que nadie se ha decidido a escribir un libro sobre el arquitecto Rafael Guastavino Moreno? se pregunta todavía el escritor Javier Moro, autor de A prueba de fuego (Espasa Narrativa), libro en el que relata la vida y obra del arquitecto valenciano (Valencia, 1842 – Asheville, Estados Unidos, 1908). «Para mí, era un personaje desconocido hasta que descubrí que junto a todo su legado arquitectónico, en Estados Unidos, había una vida personal muy apasionante», explica el escritor, y de la que destaca «la relación junto a su hijo, Rafael Guastavino Expósito (o Rafael Guastavino Junior), que es el eje del libro». «Los dos eran muy geniales como arquitectos y lo curioso es que sus genialidades salían de una vida personal tremendamente inestable», añade el autor.

A lo largo de la novela, Javier Moro descubre quién es el ser humano detrás del gran arquitecto que triunfó en Estados Unidos. «Me encontré con un individuo nacido en Valencia, que luego vivió en Barcelona, y que supo aprovechar lo mejor de la tradición mediterránea en el arte de la construcción para adaptarlo, innovarlo, patentarlo y llevarlo a Estados Unidos, donde convenció a los norteamericanos para que utilizasen su sistema», afirma Javier Moro. Él mismo destaca que «con 24 años concibió la antigua fábrica Can Batlló de Barcelona, que se convirtió en un modelo de arquitectura fabril». De la personalidad del arquitecto valenciano destaca que «como muchos genios, era capaz de construir y diseñar una obra gigantesca con una precisión milimétrica, pero luego en la vida corriente era un manirroto» y añade que «Guastavino es un personaje tremendamente literario, que ni la imaginación más enfebrecida hubiese podido inventar».

Precisamente su hijo, Rafael Guastavino Junior, cuenta en primera persona la historia de su padre y su propia vida en la novela. De hecho, en la búsqueda de la verdad, Rafael Guastavino Jr. viajó hasta La Pobla, en Tarragona, aunque en la novela no especifica la localidad exacta. «Paulina fue la criada de Rafael Guastavino padre con quien tuvo un hijo y, aunque no se casaron, vivieron juntos una temporada. La historia del libro está en que Rafaelito hijo quiere saber quién es su madre. Cuando puede va en su búsqueda y es cuando hace ese viaje a La Pobla, donde vive porque una de sus hermanas se había casado con alguien de allí». En este sentido, Javier Moro asegura que «en su viaje hasta La Pobla el hijo encuentra todas las respuestas que estaba buscando, porque se reencuentra con su madre, quien lleva treinta años esperándole».

Sobre si la genialidad como arquitecto de Rafael Guastavino Jr. fue superior a la del padre, Javier Moro asegura que «el hijo llevó al límite todas las estructuras y los cálculos e innovación del padre, le dio a todo una vuelta de tuerca más. Los dos eran muy geniales y acabaron rivalizando en monumentos que todavía hoy son espectaculares como la Estación Gran Central de Nueva York o la antigua Pennsylvania Station que se demolió en 1963, y que fue considerada una catedral del transporte, o la Biblioteca Pública de Boston, que es un templo del saber». Además de marcar tendencia en Nueva York, el legado de Rafael Guastavino también inspiró a otros arquitectos. «Guastavino puso las bases del modernismo y Gaudí fue el modernista», asegura el autor. En este sentido, sigue explicando el escritor, «Gaudí se inspiró en la innovación y el uso de la bóveda tabicada modernizada por Guastavino, y de todo lo que el arquitecto valenciano utilizó en su sistema constructivo, para utilizarlo en sus construcciones como la Sagrada Familia».

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