Ken Follett y su fascinación por las líneas curvas de Gaudí

El galés publica ‘Las tinieblas y el alba’, precuela de ‘Los pilares de la Tierra’, una historia ambientada en la Inglaterra del año 997

21 septiembre 2020 05:50 | Actualizado a 21 septiembre 2020 06:09
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Pugnas y traiciones. Caballeros, reyes y eclesiásticos ávidos de gloria terrenal. Anglosajones, normandos... Y los temidos vikingos. Ken Follett (Cardiff, 1949) vuelve a la épica con Las tinieblas y el alba, precuela de su obra más famosa, Los pilares de la Tierra. Un relato que remite al final de la Edad Oscura y el inicio de la Edad Media y que se publicó el pasado martes (Plaza&Janes/Rosa dels Vents). Coincidiendo con el lanzamiento internacional, el autor tuvo un encuentro en línea con periodistas de medio mundo desde la biblioteca de su mansión, en Hertfordshire. En él explicó el origen de su novela, pero también disertó sobre libertad de expresión, Brexit y racismo.

En esta nueva trama, Follett lleva al lector hasta la Inglaterra del año 997 y para recrear la época, el galés visitó ruinas de catedrales, el museo de barcos vikingos, en Oslo, tallas y tapices como el de Bayeux, que relata la historia de la invasión normanda. Pero no solo eso. En el paño bordado también leyó quehaceres tan mundanos como la tala de árboles o los paseos con perro. Sin embargo, no lo descubrió todo. «Intenté conocer qué tipo de ropa interior llevaba la gente y por mucho que me asesoré, no lo conseguí. Así es que me lo inventé», reveló.

En aquella época competían tres culturas. «Los anglosajones, que vivían allí; los normandos, del norte de Francia, que eran un pueblo muy sofisticado, muy avanzado, siempre al acecho en el Canal de la Mancha; y los vikingos, piratas y esclavistas que durante cientos de años trataron a Inglaterra como si estuvieran en una tienda donde no tenían que pagar. De hecho, un 10% de la población anglosajona era esclava, algo que los historiadores no mencionan». En el centro de las disputas, Kingsbridge, una ciudad inventada que tiene su propio sitio web y sus seguidores. ¿Y cómo era antes de Los Pilares de la Tierra? La nueva novela lo explica.

Las tinieblas y el alba viaja de la oscuridad hacia la luz. Y paradójicamente, diez siglos después, algunos de los elementos que toca, son de actualidad. «Mis relatos versan sobre cómo la gente lucha por conseguir algún tipo de libertad. Y en este libro lo hacen por la Justicia. En la primera parte de esa Edad Oscura era muy difícil conseguirla. Los nobles decidían lo que iba a ocurrirle a todo el mundo», comentó. «Y no quiero darle ningún mensaje a nadie, pero muy a menudo, un drama histórico de estas características tiene resonancias y ecos en el momento actual, cuando en todos los gobiernos se está cuestionando el imperio de la ley», dijo. El ejemplo, el Reino Unido, «donde hay cosas que nuestro Primer Ministro, Boris Johnson, no respeta».

En esta línea, se dirigió a sus miles de lectores en el Viejo Continente para declararles amor eterno. «Hice un tour por diferentes países con otros autores británicos porque nosotros no formamos parte de ese movimiento terrorífico llamado Brexit, que rechaza a Europa. Yo soy justo lo opuesto a esa hostilidad». Además de la ruptura, habló de populismos, racismo y ataques a la democracia... «Espero que esto no sea más que un paso hacia atrás para dar dos hacia adelante. Estamos en un momento difícil y confío en que mis nietos puedan decir que la segunda parte del siglo XX y el principio del siglo XXI fue un momento de avance interrumpido por alguna dificultad».

Las catedrales, famosas en sus páginas, también tuvieron su protagonismo. Notre-Dame y su reconstrucción o la de Vitoria, «porque allí tengo una estatua, como si fuera un santo». No obstante, se declaró rendido a los encantos de la arquitectura de Gaudí. «Es el edificio más sorprendente que he visto en mi vida en todo el mundo», resaltó. Y añadió que al reusense «no le gustaban las líneas rectas». Los pilares de la Tierra es el libro más leído en nuestro país. El autor recordó, no sin cierto orgullo, que cuando lo presentó, en 1989, una editorial lo rechazó por ser demasiado largo. «Fue un gran error», concluyó. Follett ha vendido más de 170 millones de libros en todo el mundo y ha sido traducido a 33 idiomas.

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