La Cumbre del Clima más larga acaba con un débil acuerdo

El mercado de carbono y los mecanismos que lo deben regular quedan apartados de la declaración final con el compromiso de abordarlos en la próxima COP, el año próximo en Glasgow

16 diciembre 2019 09:00 | Actualizado a 16 diciembre 2019 19:22
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Después de una larga noche de negociaciones, los delegados de los países reunidos desde hacía trece días en Madrid aprobaron la declaración «Chile Madrid, tiempo de actuar», en la que se reconoce el papel de la ciencia y, en particular, del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC), un punto de honor para varias partes, como España. Debido precisamente al clamor de la ciencia, secundada por la sociedad civil, se aumenta la «ambición», otra palabra que ha acompañado desde su nacimiento a la COP25. «Destaca la urgencia de una mayor ambición para garantizar el mayor esfuerzo posible de mitigación y adaptación de todas las partes».

Ante la «urgente necesidad de abordar la brecha significativa» entre los «esfuerzos de mitigación» y las emisiones, los objetivos de mantener el aumento de temperatura, sin embargo, se mantuvieron idénticos: 2º C por encima de los niveles preindustriales, «persiguiendo los esfuerzos para limitar» a 1,5º. Sí fija en 100.000 millones de dólares el compromiso de «movilizar» los fondos para los países afectados por el cambio climático y en desarrollo.

Fuera de este documento quedó, sin embargo, el relativo al mercado de carbono y los mecanismos concretos que lo deben regular. Fue apartado ayer de la declaración final, en un intento de avanzar al menos en el grueso de los objetivos, aunque no el más importante. Ese borrador, que gira en torno al artículo 6 del Acuerdo de París, se había dejado para el final de la plenaria iniciada ayer domingo a las 10 de la mañana. «No hemos llegado a un acuerdo», adelantó Egipto. «Lamentamos no haber llegado a un acuerdo en torno al artículo 6», dijo Japón, que defendió los «mecanismos de mercado» y que las reducciones sean globales y no nacionales. «Nos vemos en la próxima COP, en Glasgow».

Ninguna cumbre anterior había apurado dos días completos extras sin llegar al consenso

Entre reconocimientos a las contribuciones de los países miembros y de las organizaciones que participaron en esta conferencia se llegó al párrafo 30, en el que se pide un «diálogo sobre el océano y el cambio climático», y el siguiente que solicita la convocatoria de abrir esa discusión en un organismo de la ONU. A pesar de que se suponía que la plenaria se abría con todos los deberes hechos, estos dos puntos tensaron la aprobación del documento. Brasil pidió suprimirlos.

Una tanda de países decidió salir al paso a su solicitud, negándose a borrar lo referente a los mares. La discusión se alargó durante media hora, en los que Brasil, primero, accedió a dejar uno de ellos. «Incluir estos dos párrafos quiebra el equilibrio del texto», mantuvo Brasil. Intervino la presidenta Carolina Schmidt, entre otros, defendiendo la «importancia» de estos artículos. Después, «por respeto» a Belice y Tuvalu, aceptó dejar ambos. Casi hubo una ovación al regate del representante de Brasil.

La COP más larga de la historia, pues ninguna había apurado dos días completos extras sin llegar al consenso, sienta las bases para que esa ambición se traduzca en resultados reales, según el Gobierno español. «El mandato es claro: los países tenemos que presentar contribuciones nacionales más ambiciosas que las actuales en 2020», dijo la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. «Es importante responder a las demandas de la gente y de la ciencia, y comprometernos a hacer más y más rápido».

Para Glasgow queda abierto lo que concierne tanto al mercado del carbono y, por tanto, la concreción de la financiación de los países en desarrollo, que emiten un porcentaje mínimo comparado con los industrializados. Japón insistió en atenerse a lo que dicta el Acuerdo de París y aferrarse a un cómputo de «emisión global», en contraste con Suiza, que anunció en la plenaria que aplicaría desde ahora «normas robustas», que intentaría trasladarlas al ámbito multilareral, para el mercado de carbono.

La falta de progreso en este campo, impide que se cierre otro: el de las propuestas firmes para la financiación de la adaptación en los países pobres. «Si hubiéramos llegado a un acuerdo, hubiéramos tenido un fondo robusto», sentenció Suiza. El Grupo Africano, en una posición similar a otros en desarrollo, sostuvo que la «mitigación» y la «adaptación» deben formar un solo paquete. «Decepción», resumieron Sudáfrica y Canadá.

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