La campaña del miedo

El panorama político está más polarizado que nunca y el resultado es muy difícil de predecir. La incertidumbre está servida: el 41,6 por ciento de los ciudadanos que tienen intención de ir a votar aún no ha decidido a qué partido

12 abril 2019 08:37 | Actualizado a 12 abril 2019 08:42
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Si las elecciones de 2015 y su ‘repetición’ de 2016 cambiaron para siempre el arco parlamentario con el final del bipartidismo y la llegada de Podemos y Ciudadanos, estos comicios traerán consigo la entrada de un nuevo actor político en el Congreso: Vox.

Aunque en esta precampaña ha habido encuestas para todos los gustos, todas auguran que, como ocurrió en 2015 con los partidos de Pablo Iglesias y Albert Rivera, la irrupción en las Cortes de la formación que lidera Santiago Abascal también será fuerte.

En cualquier caso se espera que las elecciones del 28 de abril conlleven una fragmentación parlamentaria sin precedentes que hará imprescindible el diálogo entre varias formaciones para que haya Gobierno. Y si las negociaciones no cuajan el país puede verse abocado, de nuevo, a otras generales en pocos meses.

Aún queda, en cualquier caso, toda una campaña por delante. Dos semanas en las que los partidos esperan aún convencer a un alto porcentaje de indecisos. Estas son algunas de sus claves.

Catalunya 
La contienda se produce en un momento de elevada polarización política. Son muchas las razones para tanta división, pero hay una que está por encima de todas las demás: la crisis catalana.

Quien esté cansado de los cruces de reproches entre los partidos a cuenta de Catalunya, que se arme de paciencia o desconecte estos días, porque éste seguirá siendo el tema estrella para pedir el voto y atacar al adversario.

La derecha prometerá dureza contra el independentismo y acusará a Sánchez de haberse ‘vendido’ a los soberanistas para gobernar. El PSOE pondrá en valor su apuesta por el diálogo pero dirá también que ha sido contundente, ha respetado la ley y ha acabado convocando elecciones por no ceder ante el independentismo. Y Podemos seguirá defendiendo referéndum en Cataluña.

Los independentistas seguirán pidiendo libertad para los presos del procés y un referéndum de autodeterminación.
Dará igual que el mitin sea en Jaén, Lugo o Cáceres. Catalunya estará en boca de todos, o casi todos, de un modo u otro.

Miedo
Como también lo estará el miedo. No de forma literal, pero sí implícita. Los candidatos azuzarán el miedo del elector para pedir su voto.

Miedo a que se rompa España, miedo a la ultraderecha, miedo a perder derechos, miedo al poder del independentismo... Recurrir al temor del ciudadanos para pedirle su apoyo. O lo que es lo mismo, vótame a mí para que evitar que venga el otro, que es el peligroso.

Sánchez advierte de que la foto de Colón, la alianza de las tres derechas, es una posibilidad real; Pablo Casado pide el apoyo para evitar que en España «manden terroristas e independentistas»; Rivera asegura que Sánchez es «un problema para España» y Pablo Iglesias apela al miedo a que vuelva el PP con su corrupción y las «cloacas» del Estado.

Y Vox va a la contra. Consciente de que el miedo es el recurso más utilizado por los demás para que no se vote a este partido, replica colocándose como la opción «valiente» y menosprecia o descalifica a los demás, como cuando llama al PP «derechita cobarde».

Eutanasia, aborto... 
Al comienzo de una campaña, es imposible predecir cuáles serán los temas que copen los mensajes y los debates. Porque por mucho que se empeñen los candidatos y sus equipos en hablar de una u otra cuestión, también la actualidad elige por ellos.
Por ejemplo, con el aborto o la eutanasia. El suicidio asistido de María José Carrasco, ayudada por su marido, Ángel Hernández, ha reabierto el debate sobre este asunto y obliga a los candidatos a posicionarse.

O las pensiones, con el cruce de acusaciones entre PP y PSOE sobre la revalorización de estas prestaciones o las fórmulas para mantener el sistema.

O las «cloacas del Estado», como las llama Podemos, en plena investigación sobre el supuesto espionaje al líder de la formación, Pablo Iglesias.

¿Volveremos a echar de menos la economía? Seguramente. Porque aunque todos organizan actos sectoriales y llevan en su guión de campaña las promesas económicas, muchas veces se pierden en el debate, que suele estar relacionado con cuestiones menos numéricas.

Los fichajes 
Los partidos han hecho innumerables fichajes para atraer votantes. Entre estos nuevos «astros» de la política están Marcos Quinto, vicepresidente de Coca-Cola y número dos de Ciudadanos por Madrid; o el número cuatro de esa misma lista, Edmundo Bal, el abogado del Estado relevado por el Gobierno antes del juicio del ‘procés’, y el hasta ahora periodista político Pablo Montesinos, cabeza de lista del PP por Málaga.

El torero Miguel Abellán, número doce del PP por Madrid, o el banderillero Pablo Ciprés, cabeza de lista de Vox por Huesca; Juan José Cortés, padre de la niña asesinada Mariluz, cabeza de lista del PP por Huelva; o los generales retirados fichados por Vox para encabezar las candidaturas de tres provincias (Pontevedra, Alicante y Castellón) son otros de los ‘paracaidistas’ en esta contienda.

Porque la cosa está muy reñida, y hay quien ha optado por nuevas caras para arañar todos los votos posibles.

Pactos
Esta carrera hacia las urnas tendrá mucha competencia sí, y no parece que los múltiples sondeos que se publican ayuden a tener claro lo que puede pasar el 28 de abril. En medio de tanta incertidumbre, no faltan los guiños entre los partidos, conscientes de que ninguno podrá ir solo a ninguna parte y de que para gobernar, o al menos para la investidura, harán falta dos, tres o más siglas que se pongan de acuerdo.

Albert Rivera y Pablo Casado asumen y reconocen que quieren pactar. El líder de Ciudadanos jura y perjura que nunca apoyará a Sánchez, aunque el presidente del PP admita que no se fía del de Ciudadanos y tema que acabe dando su apoyo a Sánchez.

Y los dos siguen mirando de reojo a Vox, conscientes de que necesitarían a este partido para gobernar si la suma de las tres fuerzas da mayoría en el Congreso.

Sánchez dijo hace unos días que pretende gobernar solo, convencido de que puede conseguir muchos más diputados. También recurre una y otra vez a la advertencia de que las derechas pueden sumar si los votantes de izquierda no se movilizan. Y en las filas socialistas admiten que preferirían un Podemos más fuerte que el que auguran los sondeos.

De cómo se les vaya dando la campaña, y de cómo sean las últimas encuestas dependerá mucho el discurso de los líderes.

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