La ciencia revela que el virus no puede sobrevivir en el agua de las playas

El científico del CSIC Joan Grimalt insiste en que el coronavirus se transmite por el aire y avisa del peligro de las aglomeraciones 

13 junio 2020 08:00 | Actualizado a 16 junio 2020 12:21
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La ciencia ha revelado la escasa supervivencia de los coronavirus en el agua –nula en el mar o en piscinas cloradas–, pero incide en la importancia de evitar las aglomeraciones en las zonas de baño y de mantener en esas áreas las mismas medidas preventivas, sobre todo de higiene y distancia.

El SARS-CoV-2 responsable de la Covid-19 «no tiene ninguna opción» ni en la playa ni en la piscina, manifiesta el investigador Joan Grimalt, coautor del informe que el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha elaborado a petición de la Secretaría de Estado de Turismo.

«Paciencia»; es lo que no se cansa de pedir Joan Grimalt, e incide en la importancia de evitar aglomeraciones y de que los veraneantes atiendan las recomendaciones y las normas de los municipios a los que se desplacen para que disfrutar de esos espacios sea, además de posible, una acción «solidaria». España vive en buena medida del turismo de playa y en los próximos días va a reabrir sus fronteras. «Sería una noticia nefasta para el sector que surgiera un brote en una playa», alerta.

El informe que entregaron a la Secretaría de Estado de Turismo incide en que es muy poco probable infectarse con este virus por estar en contacto con el agua durante las actividades recreativas habituales, pero también en que esas actividades implican un relajamiento en las medidas recomendadas de distanciamiento social.

Sí puede ser mayor la supervivencia de este coronavirus en otros medios acuáticos, como los ríos, los lagos, las presas o las pozas, según el mismo estudio.

El científico Joan Grimalt, del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), recuerda que el virus responsable de esta pandemia «se contagia por el aire, de persona a persona», y precisa que los coronavirus son precisamente los patógenos que peor sobreviven en el agua; «el riesgo está en que haya gente cerca y lo transmita».

Respecto a las piscinas, Grimalt insiste en que lo principal es limitar el aforo y vigilar y desinfectar las partes exteriores de la piscina –los bordes o las tumbonas– y ducharse siempre antes del baño incluso con jabón.

El investigador rechaza las desinfecciones masivas de espacios naturales como playas o riberas con procedimientos o productos similares a los que se están empleando en zonas urbanas y en que la supervivencia del virus es de varios días en superficies lisas de plástico o de metal. Pero esa supervivencia es muy baja en la arena de la playa, donde, además de la sal, hay una elevada radiación ultravioleta y altas temperaturas que limitan la resistencia de los virus, por lo que la limpieza se debe limitar a eliminar «los restos que nunca deberían estar allí» (papeles, vasos, pajas o colillas).

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