La falta de formación limita al 60% la tasa de empleo en la vida adulta

A. Torices

Los jóvenes son el colectivo más vapuleado por la crisis, como lo demuestra que alcanzasen una tasa de paro superior al 50% o que entre 2007 y 2012 su ocupación cayese 22 puntos, del 55,7% al 33,7%. Sin embargo, no todos los españoles entre 16 y 30 años sufren el mismo castigo por el desempleo, que se ceba con los que tienen unos estudios más básicos, los que dejaron el instituto al final de la ESO o los que ni siquiera lograron titularse. Un informe del Observatorio Social de La Caixa indica que los jóvenes con baja cualificación ?–el 35,5% de los menores de 30 años solo tienen título en ESO, y el 7,2% solo estudios de primaria– están en un círculo vicioso y su relación con el paro es estructural. Su escasa preparación los convierte en el colectivo más expuesto a la destrucción de empleo en las crisis, en el grupo con menos expectativas de lograr trabajo cuando llega el ciclo expansivo. La autora del estudio, la profesora de Economía Aplicada Begoña Cueto, concluye que, si su situación no se corrige, «podemos anticipar que sus tasas de empleo serán bajas y su situación laboral no será buena, lo que tiene consecuencias respecto a la probabilidad de riesgo de pobreza y exclusión».

Los jóvenes con estudios básicos vieron cómo su tasa de empleo se desplomó de 2007 a 2012 entre 25 y 30 puntos, el triple de la caída de graduados universitarios y técnicos de FP superior, que solo redujeron su ocupación en diez puntos. Los titulados en ESO, los segundos menos formados, también retrocedieron unos 20 puntos en la ocupación, algo más que los bachilleres.

El menor éxito laboral de los jóvenes con un máximo de estudios de ESO se repite en 2016, en el inicio de la recuperación. Si se toman solo los de 25 a 29 años, se ve que los titulados en secundaria obligatoria tienen diez puntos menos de ocupación y ocho más de desempleo que los graduados y técnicos superiores de FP, pero que la distancia para quienes solo acreditan primaria se multiplica, con 30 puntos menos de ocupación que los universitarios y el doble de desempleo.

El análisis documenta que el nivel de estudios repercute directamente en las posibilidades de éxito o fracaso no solo en la juventud sino a lo largo de toda la vida laboral, con independencia de que el ciclo sea de crisis o de expansión.

Los adultos españoles con muy baja cualificación (primaria o equivalente) no superan el 60% de ocupación en épocas de crecimiento, frente al 90% de los titulados superiores, y caen al 40% de tasa de empleo en las crisis (2012), cuando los graduados conservan el 80%.