Las bacterias resistentes a los antibióticos, un problema social

El médico y farmacólogo Albert Figueras advierte que se debe tomar conciencia social

11 noviembre 2019 18:50 | Actualizado a 11 noviembre 2019 19:00
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Las superbacterias o bacterias resistentes a los antibióticos son un verdadero problema de salud pública que puede amenazar a la humanidad si no se toma conciencia social y se actúa usando los medicamentos de forma responsable.

Así lo defiende Albert Figueras, médico y profesor de Farmacología de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), que plantea esta preocupación científica en su libro SuperBacterias. Una inmersión rápida (Tibidabo Ediciones).

El doctor Figueras explica que las superbacterias son microorganismos unicelulares multirresistentes a los antibióticos que no conocen fronteras y «que se han convertido en un problema de todos». Solo en EEUU, cita el profesor, más de dos millones de personas adquieren una infección por una bacteria resistente cada año y unas 23.000 fallecen por su causa.

«Nadie se encuentra a salvo de ellas» y «ganar esta batalla depende sobre todo de comprender cómo se crea una superbacteria y del establecimiento de una legislación estricta en cuanto al uso de antibióticos en medicina, agricultura y ganadería», argumenta.

En el libro se abordan las bacterias y su relación con el ser humano, se describe cómo la medicina ha aprendido a identificar y tratar las enfermedades infecciosas y se detalla de qué manera las bacterias han evolucionado para lograr sobrevivir en un ambiente hostil con antibióticos que amenazan su supervivencia.

El farmacólogo recuerda que esta situación no es nueva y que antes del año 1935 cualquier bacteria patógena humana era una superbacteria y podía causar la muerte. Fue gracias al trabajo del microbiólogo alemán Gerhard Domagk, que descubrió los efectos del colorante derivado de las sulfamidas Prontosil, y del doctor Alexander Fleming, entre otros científicos, que esta situación cambió drásticamente para bien a mediados del siglo XX.

«La era de los antibióticos, que tras las primeras sulfamidas y la aplicación clínica de la penicilina llegó a su esplendor en las tres décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, puso a disposición de la humanidad decenas de ‘pociones mágicas’ para derrotar esas superbacterias», relata.

Ahora, en el siglo XXI, parece que «corremos el peligro de estar tan desamparados como lo estaban nuestros congéneres mil años atrás, sucumbiendo tanto a epidemias, ya fuera la peste o el cólera, como muriendo a causa de una infección», según Figueras. Para hacer frente a las superbacterias es clave, dice, la higiene: «Lavarnos las manos es vital: solo con este gesto nos podríamos ahorrar muchas infecciones».

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