Los asesinatos de mujeres en España aumentan al ritmo de su independencia económica

Más que factores machistas, la exposición al riesgo por el cambio de rol femenino explica el aumento de homicidios, según un estudio realizado por la Universitat Oberta de Catalunya

30 enero 2020 09:30 | Actualizado a 30 enero 2020 10:23
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El análisis de un siglo de datos de los asesinatos de mujeres (de 1910 a 2014) relaciona el aumento de los homicidios femeninos con su cambio de rol y estatus, pues coincide la modificación de la conducta social a partir de los años sesenta con el número de víctimas femeninas. «Los homicidios en Europa se incrementan desde los años sesenta y decaen a partir de los noventa; sin embargo, en España, los de las mujeres no descienden. Al contrario, aumentan», explica Antonia Linde, directora del grado de Criminología de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC).

En proporción, en la década de los cuarenta, diez hombres eran asesinados por cada mujer. Pero en los ochenta ese ratio se redujo a 2,5 por cada una de ellas. Y continúa hacia la igualación en el nuevo siglo: 2,1 hombres por mujer. «Antes morían más hombres víctimas de homicidio que mujeres, y eso se ha emparejado también», dice Linde. «¿Cómo es posible que, a pesar de aumentar nuestras libertades y el respeto hacia nosotras, hubiera más asesinadas?».

La curva de los homicidios estuvo en aumento en ambos géneros hasta mediados de los ochenta. Entonces, empezó a descender la de hombres, con un leve repunte a principios del siglo XXI, pero la de mujeres ha seguido una línea ascendente progresiva. En 2014, último año del estudio, había 0,5 mujeres asesinadas por cada 100.000 habitantes, mientras que la tasa de los hombres se encontraba en 0,9. En Europa, la tendencia era hacia el descenso tanto de hombres como de mujeres, indica la investigación realizada en la UOC y la Universidad de Lausana (Suiza).

Lo que encontró Linde, autora del artículo ‘Victimización en el homicidio femenino en España de 1919 a 2014: ¿el precio de la igualdad?’, publicado en ‘European Journal on Criminal Policy and Research’, era que, aunque existe una cultura patriarcal que fomenta la violencia machista, el alza de los homicidios de las mujeres tenía que ver más con otros comportamientos sociales. «La mitad es asesinada por hombres, pero la otra mitad lo es por mujeres. No tienen el componente machista. Hemos querido investigar por qué ocurren. Por qué, a pesar de ir adquiriendo derechos, la tendencia va al alza».

Para indagar, Linde cruzó varios indicadores, como la incorporación de la mujer al mercado de trabajo y la universidad, la edad de maternidad y la vida en pareja. «La mujer pasa del rol tradicional a uno menos tradicional», dice. «El hogar es un factor de protección y al pasar más tiempo fuera de casa, salir más de noche y otras mil razones aumenta la exposición al riesgo. Los homicidios tienen más multiplicidad de causas, pero siempre requiere oportunidad, contacto, interacción».

La investigación no quiere relacionar estas muertes violentas con la lucha por la igualdad directamente. «El 50% de las mujeres que pierden la vida en manos de hombres no siempre tienen una causa machista», puntualiza Linde. Un ejemplo, familiares que se matan por cuestiones de herencia. Pero sí incide la independencia de la mujer.

Brecha de género

La investigación quiere demostrar que «el hecho del cambio de rol de tradicional a uno no tradicional que han ido adquiriendo las mujeres en los últimos años ha supuesto un aumento en el riesgo de ser víctima», sostiene Linde. «No se puede explicar ese aumento en los asesinatos de mujeres desde el punto de vista de género, o el machismo. Una de las explicaciones está en la teoría de las oportunidades: ahora está más expuesta, pues interacciona con más gente. Esas muertes no son consecuencia de los derechos adquiridos por la mujer, sino de su incorporación a la vida social y laboral».

La evolución del rol de la mujer en España incluye su educación, su posición laboral, el alargamiento de la edad media para vivir en pareja (casada o no) o tener hijos.

Si a principios del siglo XX sólo eran un 2% de las que cursaban estudios superiores, medio siglo después ya eran la cuarta parte y más de la mitad en los ochenta, una década en la que el número de matrimonios se redujo a la mitad, según el estudio, y se multiplicaron los divorcios, los abortos, la presencia en el mercado laboral.

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