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Gobierno, PP, PSC y C’s acusaron al presidente de la Generalitat de convertir una fiesta como la Diada en un «acto electoral», mientras Artur Mas defendía ante la prensa internacional que abrirá un proceso de secesión si las candidaturas independentistas ganan en número de escaños, aunque no logren el 50 % de los votos.
La primera jornada de la campaña electoral se desarrolló, por primera vez, durante la Diada, tras la decisión del presidente catalán de adelantar un año las elecciones autonómicas para intentar convertirlas en un plebiscito sobre la independencia.
En una jornada marcada también por la manifestación soberanista, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, avisó a Mas que una cosa es tener mayoría para gobernar –como apunta la última encuesta del CIS– y otra distinta decidir «sobre lo que es España», algo, dijo, que corresponde al conjunto de los españoles. En la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, Sáenz de Santamaría lamentó la utilización partidista en favor de los partidos que defienden la independencia. Recordó que al principio de la democracia la Diada era una fiesta para todos los catalanes, después pasó a ser una jornada reivindicativa de una parte de la sociedad, y ahora es un «acto electoral» del presidente Mas. La secretaria general del PP María Dolores de Cospedal, criticó que «la oficialidad» en Catalunya haya convertido la Diada, desde hace unos años, en un día de «trinchera de reproches» y para «levantar fronteras», fomentar la «división entre los catalanes» y «hacer frentismo dentro de Cataluña».
Asimismo, el candidato del PPC a la Generalitat, Xavier Garcia Albiol, acusó al gobierno catalán y a las formaciones independentistas de «apropiarse» de la Diada y de «expulsar» de esta festividad a quienes no defienden la secesión de Cataluña.
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, por su parte, afirmó que «dejar de ser español no es un proyecto, es una obsesión de Mas», y prometió que si gobierna su formación, la fiesta nacional de Catalunya será un «día de todos, bajo una misma bandera» frente a los que pretenden «levantar naciones».
Ni PP ni Ciudadanos acudieron por la mañana a las ofrendas florales al monumento a Rafael Casanova. Sí lo hizo el PSC, cuyo líder y candidato, Miquel Iceta, pidió que la Diada sea «de todos los catalanes, ya que Catalunya pierde cuando se divide». Iceta felicitó a los catalanes por la «fiesta de todos, porque Catalunya somos todos, y conviene que la Diada siga siendo la fiesta del conjunto de la ciudadanía».
También criticó la estrategia de Mas Catalunya Sí que es Pot (ICv y Podemos). Su cabeza de lista, Lluís Rabell, acusó al presidente catalán de usar su «potestad presidencial» para «manipular» la jornada de «todos» de la Diada para convertirla en parte de su campaña para su reelección.
El presidente catalán y candidato de Junts pel Sí, Artur Mas, aseguró que el proceso soberanista será «escrupulosamente legal» con voluntad de llegar «hasta el final» y, en una rueda de prensa ante los medios internacionales, ha defendido la «legitimidad» de avanzar hacia la secesión sólo con la mayoría de escaños, sin tener en cuenta si obtiene más del 50% de los votos.
Mas compareció ante centenar de medios internacionales junto al cabeza de lista de Junts pel Sí, Raül Romeva, y el número cinco y líder de ERC, Oriol Junqueras.
Los periodistas preguntaron a los tres candidatos de Junts pel Sí si veían legítimo avanzar hacia la independencia a través de unas elecciones autonómicas, sin un referendo, y obteniendo sólo una mayoría absoluta de diputados. Mas aseguró que cambiaría hoy mismo las elecciones por un referendo, pero remarcó que el Gobierno ha «bloqueado» esta opción, ante lo cual aseguró que está dispuesto a «llegar hasta el final del proceso», incluso sólo con una mayoría de escaños en unas autonómicas, aunque ha admitido que sería mejor si es también con un porcentaje superior al 50 % de los votos.
Ante la pregunta de si renunciará si no obtiene este resultado, Mas dijo sólo que aceptará la derrota.
