Tápate los ojos: las agresiones sexuales tras Tinder y Badoo

Sentencias de tribunales de Madrid y Palma y la violación múltiple de Bilbao demuestran que la vulnerabilidad aumenta

09 diciembre 2019 08:40 | Actualizado a 09 diciembre 2019 09:05
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La foto de su perfil en Badoo era de un modelo. Un atractivo joven que atrajo a dos chicas en seis días. A ambas les propuso un juego: esperarlo con los ojos vendados y en ropa interior. Una de ellas, de 21 años, le citó a las 16 horas en su propia casa y siguió las instrucciones, obediente. Habían hablado también por Facebook y WhatsApp y le había parecido «agradable», dijo en el juicio por agresión sexual en la Audiencia Provincial de Palma, y no se le «ocurrió que fuera una persona distinta a la de la foto». Una vez que «comenzó a tocarle el sexo con los dedos y la lengua» y ella se quitó la venda. Entonces descubrió que estaba con alguien no era el de la foto y «lo echó de su casa».

La ensoñación alrededor de una imagen se había roto. «Hemos adoptado conductas consumistas en nuestras relaciones. Las vinculaciones afectivas se han convertido en conquistas aceleradas en las que el triunfo consiste en el hecho mismo de conquistar y ser conquistado, y no en el establecimiento de relaciones emocionales mutuas», mantiene Diego Fernández, investigador de la Universidad de Oviedo y autor principal de varios estudios sobre las relaciones afectivas en la «era Tinder». «Cabría preguntarse si esta manera de relacionarnos se ha producido debido a la aparición de las aplicaciones de contactos o si, más bien, son éstas las que han venido a llenar una necesidad».

Media hora después del encuentro fracasado, el falso modelo chantajeó a la chica. Le dijo que la había grabado con cámara escondida y que divulgaría el vídeo si ella no terminaba «lo que habían comenzado». Ella aceptó. Durante el encuentro sexual, ella «lloraba y decía que parara». Como callejones oscuros, las aplicaciones de citas pueden crear la sensación de anonimato e impunidad que propicia las agresiones sexuales de quien incursione en el terreno de los depredadores, como le sucedió a la joven de Palma. Algunas veces, como en esta ocasión, el agresor es condenado a siete años de prisión.

En Bilbao se investiga una violación múltiple. En Madrid se absolvió a un acusado de agresión sexual.

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