Un gestor de emociones muy caninas

Aprender a comunicarse con los perros para educarlos y adiestrarlos es la filosofía de la empresa VicLis

19 mayo 2017 16:07 | Actualizado a 21 mayo 2017 14:09
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

La convivencia de Víctor Montañés y Lis no empezó nada bien. Falta de comunicación, situaciones embarazosas en la calle y broncas a diario. La empatía con los animales es clave para mantener una buena relación. Y este joven reusense tenía un problema: su predilección eran los gatos y de un día para otro se encontró con una perra con la que mantenía una convivencia imposible.

Lo probó todo. Se sentó delante de la tele y se tragó algunos capítulos de ‘El líder de la manada’, pero nada. «Seguíamos peleados», describe. En su empeño para mejorar la situación, Montañés acabó apuntándose a un curso de educador de perros. Decisión que, más allá de allanarle el camino en la relación hasta el momento imposible, acabó brindándole una oportunidad de negocio que no se había planteado en la vida.

Montañés explica que se ganó a Lis «cambiando completamente las reacciones». Lo primero que hizo fue eliminar los métodos punitivos y después buscó una nueva forma de comunicación. «En lugar de si no me haces caso, la castigo, empecé a plantearme que quizás era yo que no me estaba explicando», explica. De esto hace ya seis años, hasta que este vínculo siguió estrechándose y en marzo del año pasado constituyó la empresa VicLis.

El negocio ofrece los servicios de ensinistramiento, educación, modificación de conducta o cuidador a domicilio. Los paseos, el entreno para deportes caninos y el asesoramiento a propietarios son otras de las especialidades.

Este joven emprendedor asegura que el secreto de su trabajo está en «empatizar con los animales y saber detectar sus emociones». Tan solo de esta forma puede abordar uno de los problemas más presentes en estos animales, como es el miedo. «La mayoría de veces es porque no hay una comunicación entre el propietario y el perro», describe. Por ello, las sesiones se llevan a caso siempre con las tres partes y habitualmente en el medio en el que se mueve el cliente. «El entorno condiciona mucho sus reacciones, aunque mi trabajo es más con las personas que con los animales», afirma. La implicación que éste mantenga determinará las sesiones en las que se estructurará un tratamiento.

El estrés, mal de perros

¿Cuántas veces hemos escuchado lo de que el perro es un reflejo de su propietario? Si realmente es así, tal y como han demostrado estudios varios, los canes son también la copia del estado emocional de las personas, lo que implica que perciben y, por tanto también sufren, situaciones como el estrés. «Si la energía que transmite el dueño a su perro es ésta, ellos la captan», argumenta Montañés.

El hecho de pasar demasiadas horas encerrado en un piso, de salir tan solo unos minutos para hacer rápido sus necesidades en lugar de pasear y adiestrar el olfato, acaba pasándoles factura. «He llegado a encontrarme algún caso en el que el animal prácticamente no tenía pelo», lamenta este adiestrador. Un problema creciente que hace que cada vez VicLis reciba más casos de estas características.

Cuando está a punto de cumplirse el primer aniversario de la constitución de esta sociedad, la facturación de este negocio se sitúa alrededor de los 8.000 euros, siendo las redes sociales la herramienta que contribuye más a incrementar la cartera de clientes.

Comentarios
Multimedia Diari