Vinagres de pera o fresa

Maria Soler ultima la nueva gama de productos que saldrá al mercado en junio

19 mayo 2017 19:42 | Actualizado a 21 mayo 2017 20:32
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Más allá de aceite, vinagre y miel las vinagretas también pueden ser innovadoras, lo que permite transformar una ensalada convencional en una mezcla de sabores para el paladar, con los frutos típicos de la temporada. De pera, de fresa, de melocotón y de higos son los cuatro sabores estacionales que conformarán la primera línea de los vinagres Maria Soler, y que saldrán al mercado a partir del próximo mes de junio. De hecho, las botellas prácticamente están preparadas. Tan solo falta acabar el etiquetaje para el lanzamiento de un producto pensado para las personas que les gusta encerrarse en la cocina y dejar volar la imaginación.

La línea de vinagres Maria Soler la completarán otros dos productos fijos durante todo el año. Son las variedades de mango y frutos rojos, que constituyen la base de una nueva gama de especialización.

Maria Soler empieza, de esta forma, una nueva fase dentro del negocio que comenzó en el año 2007. Hace nueve años, Soler trabajaba en una fábrica de viviendas prefabricadas en Santa Coloma de Queralt. Ya con el tercer hijo, cada vez se le hacía más difícil compaginar la vida laboral y familiar. Así que pensó que aquellos tarros de mermelada, que fabricaba de forma artesanal como hobby, y que había empezado a vender de forma esporádica, podrían convertirse en un negocio.

De esta forma nacía Al pot petit hi ha, con un obrador artesanal en la buhardilla, que poco a poco fue aumentando su relación de productos con variedades singulares como la de chutney (una mezcla de especies dulces y picantes, procedente de la India), la de pétalo de rosa y la de jalea de azafrán.

En esta lista no faltan los sabores convencionales como la fresa, la naranja o la pera. Ahora Soler se plantea rediseñar el catálogo de sabores, ya que quiere concentrarse en la nueva línea de producción. «Llega un momento en el que te das cuenta de que hay muchas mermeladas y que, como lo hago todo de forma artesana, los costes son muy elevados, después no puedes venderlo a cualquier precio y no eres competitivo», argumenta. Así que inspirándose en las vinagretas que tanto han cuidado y sofisticado los franceses, empezó a experimentar de nuevo.

Seguir creciendo

En esta etapa de preparación para salir al mercado, Maria Soler produce cien botellas de vinagre diarias de 250 ó 750 ml. Una cifra que se ha fijado inicialmente como objetivo de cara al primer año, y que le conllevaría asumir una situación de beneficios que «me permitiría plantearme ir a una feria agroalimentaria importante como la de París o Barcelona», explica.

Certámenes de peso, que son el gran escaparate público por excelencia para establecer contactos e intentar abrir nuevos canales de venta. Y es que, la comercialización es otro de los aspectos que también está profesionalizando. Y, si bien hasta el momento se sostenía en buena parte a través del boca-oreja, ahora cuenta con una comercial en Barcelona y otra en El Maresme que han contribuido en la expansión del negocio. El objetivo es ahora llegar a una colaboración similar para cubrir también las áreas de Tarragona y comarcas de Ponent.

Maria Soler, que espera cerrar este ejercicio con una facturación de 45.000 euros, sigue trabajando en el obrador de la buhardilla. Ahora ya con una persona que la ayuda durante unas horas, y está a la espera de mudarse de vivienda para que pueda acondicionar un espacio de forma que pueda plantearse una nueva etapa de crecimiento.

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