2017, un año repleto de sobresaltos

El año que se va ha estado marcado por la irrupción de Trump, el terrorismo fanático y el desafío independentista catalán

31 diciembre 2017 18:57 | Actualizado a 31 diciembre 2017 18:59
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El año que hoy se despide no será fácil de olvidar, pero tampoco será uno de los que merezca la pena recordar con nostalgia colectiva. Ha tenido cosas buenas, evidentemente, pero si algo memorable deja quizás sea la cantidad de sobresaltos que nos ha proporcionado. A nivel global ha estado marcado por la irrupción como un elefante en una cacharrería de Donald Trump en la escena mundial, un hombre que no defraudó los malos presagios que había generado y que llegó con su «America first», sus rudas maneras, su desentendimiento del cambio climático y su enfrentamiento con el líder norcoreano, que no le ha ido a la zaga en cuanto a personaje peligroso.    
También han campado a sus anchas el terrorismo salvaje y fanático, que ha golpeado con inusitada dureza nuestro territorio, y las guerras, con sus terribles consecuencias, entre ellas miles de desplazados que se unen a los inmigrantes que buscan una vida mejor para conformar un dramático éxodo que los países más ricos se niegan a acoger. 
La corrupción ha tenido un destacado protagonismo en un país donde este mal se ha enquistado hasta volverse endémico, sin que nadie se dé por aludido, dada la nula intención de asunción de responsabilidades, mientras la desigualdad crece imparable al amparo de tanta injusticia.
Pero si algo ha marcado 2017 ha sido el desafío catalán. La celebración de un referéndum declarado ilegal por el TC y marcado por la represión llevó a una declaración unilateral de independencia, anulada por la aplicación del artículo 155 de la Constitución, con el que el Gobierno disolvió el Parlament y destituyó al Govern, y que derivó en el encarcelamiento de varios miembros del Govern y la fuga del president y cuatro consellers a Bruselas. Todo para convocar unas elecciones que han evidenciado la fractura de la sociedad catalana y que han dejado el panorama como estaba.
Es de esperar que la cordura y la sensatez regresen un día. Ojalá sea en el año que mañana comienza. Lo necesitamos con urgencia.

 

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