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El destino ha querido que el 25 aniversario de PortAventura haya coincidido con la crisis más importante del sector turístico de los últimos años, con más del 50% de la oferta hotelera cerrada y las empresas haciendo todo lo posible para sortear la incertidumbre y captar visitantes.
Efeméride y pandemia deberían hacernos reflexionar sobre dónde estábamos hace 25 años y dónde queremos estar en el futuro. Y fruto de ello tomar decisiones.
El complejo de ocio ha marcado un antes y un después tanto en el territorio como en el sector.
Como ha recogido el catedrático de Geografía de la URV, Josep Oliveras, en el libro La aventura de PortAventura, la empresa ha ayudado a aumentar de forma notable el número de turistas y visitantes, la oferta hotelera, el PIB de Vila-seca y Salou y, en definitiva, a proyectar aún más la imagen de la Costa Daurada.
Pero sigue habiendo asignaturas pendientes: desestacionalizar más aún la temporada, aumentar la estancia y el gasto medio de los turistas y crear más sinergias con otros activos del territorio como el Patrimonio romano, las rutas dels Genis y el Císter, las catedrales del vino, la Terra Alta y el Priorat o el Ebre.
El de 2020 puede ser un año perdido en muchos sentidos pero no para reflexionar sobre cómo dar con la manera de superar esos retos y sacar más provecho al potencial de nuestras comarcas.
